¡Viva Tartessos!

Después de contar una de esas anécdotas que él cuenta, en la que se establece que los tartessios inventaron la siesta en Andalucía, Chano Lobato lanzó un contundente "¡Viva Tartessos!" y comenzó a cantar por bulerías. Magistralmente.

Porque lo de Chano se está convirtiendo en un verdadero asombro. Cumplidos los 75 años, no sólo mantiene incólumes las ganas de cantar, sino que hay días en que sus facultades parecen crecer hasta el infinito. Contó los embustes de Espeleta y de Pericón o su reciente viaje a Tokio desde su óptica personal, porque en realidad Chano Lobato es un filósofo con capacidades de observación innatas y un sentido del humor que poco tiene que ver con el "gracioso" andaluz.

Y cantó genialmente. Diez o doce temas extensos. Magníficamente secundado por Fernando Moreno. Posee esa sabiduría insuperable de quien lo ha aprendido todo en la vida y traslada esa verdad a su arte. ¡Qué arte el de Chano Lobato! Impregnado de ánimo festivo, pero crecido de grandeza cuando abordó las soleares o las siguiriyas, auténticas obras de arte, sin adjetivos.

Hay que descubrirse ante un hombre que mantiene viva esta forma de ser flamenco. Quizás el último de una especie en vías de extinción.