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Reportaje:REPORTAJE

Cuando todo va mal, el whisky va bien

En la destilería de Glenmorangie, cerca de Tain, en las Highlands escocesas, los destiladores explican que su nombre significa en gaélico "valle de la tranquilidad".

Sin embargo, últimamente, en Glenmorangie resuenan los ruidos de los obreros que están construyendo y ampliando las instalaciones. El negocio familiar se ha expandido en tres ocasiones desde 1977, cuando duplicó por primera vez su producción para hacer frente a una demanda mundial cada vez mayor. El volumen producido volvió a duplicarse en 1990; ahora, cuando se termine esta última ampliación, los fabricantes del tercer whisky de malta -es decir, hecho a partir de cebada malteada, no como el whisky de cereal, que constituye la mayor parte del whisky escocés mezclado- más vendido en el mundo tendrán la capacidad de producir alrededor de 13 millones de botellas al año.

Los productores saben que el principal consumo en España se produce entre las doce de la noche y las cuatro de la madrugada. Se trata de un público joven
Para el whisky escocés, España fue el año pasado el mayor mercado en lo que se refiere a ingresos, con unas ventas por valor de 460 millones de dólares

"Hemos avanzado mucho desde 1960, cuando vendíamos quizá 70 botellas de whisky de malta en todo el mundo", dice el gerente de la destilería, Graham Eunson. "El año pasado exportamos más de ocho millones de botellas, y las nuevas instalaciones demuestran que confiamos en poder vender muchas más".

Glenmorangie, que la semana pasada anunció una mayor participación en el mercado británico y un 12% de aumento en los beneficios antes de impuestos, no es la única destilería que se siente optimista en estos tiempos. A pesar de la lenta economía mundial, 2001 fue un año excepcional para el sector del whisky escocés, con exportaciones superiores a 1.000 millones de botellas por primera vez en la historia.

"La fascinación del mundo con el whisky no se ha acabado, ni mucho menos", dice Ian Good, presidente de la Asociación Escocesa del Whisky y consejero delegado del grupo Edrington, que fabrica las marcas Cutty Sark y The Famous Grouse. "Sigue siendo el primer licor del mundo, y se exporta a más de 200 mercados".

Seguir siendo el número uno no va a ser fácil. Es posible que el año pasado tuviera un volumen de exportaciones sin precedentes, pero lo más importante son los ingresos por exportaciones (las fluctuaciones de las divisas y el precio al por mayor del whisky pueden provocar grandes oscilaciones en ellos).

Aunque las ventas mejoraron en 2001 (3.600 millones de dólares frente a los 3.300 millones del año 2000), todavía no han vuelto al nivel de 3.700 millones de dólares alcanzado en 1997, antes de que el maremoto financiero de Asia redujera el consumo en esa región del mundo. No va a ser posible que se vuelva a esas cifras mientras no se recuperen mercados fundamentales como el de Estados Unidos, que el año pasó cayó un 7,7%. El volumen de exportaciones durante los ocho primeros meses de 2002 se redujo un 6,5% respecto al año pasado.

Alan Gray, analista del sector del whisky para ING Financial Markets, predice un aumento del volumen de sólo el 1,8% anual durante los próximos cinco años, mientras la economía siga enfrentándose a economías volátiles y a la fuerte competencia de otras bebidas alcohólicas. Si bien se ha demostrado que las frecuentes predicciones que vaticinaban que el whisky se iba a hundir en una marea de vodka y otros licores de moda eran prematuras, la amenaza sigue existiendo.

¿Puede defenderse el whisky? Parece estar preparándose para ello. El año pasado, la división del imperio de Seagram por parte de la británica Diageo y la francesa Pernod Ricard hizo que los tres grandes -Diageo y Pernod Ricard, más Allied Domecq- representen en la actualidad el 57% de las ventas mundiales.

Aunque las supermarcas mundiales, como J&B, de Diageo (el whisky escocés más vendido del mundo); Ballantine's, de Allied Domecq, y Chivas Regal, de Pernod Ricard, significarán inevitablemente la eliminación de otros whiskies, lo bueno de la consolidación del sector es que ahora existen participantes con los recursos financieros y las redes de distribución imprescindibles para desarrollar nuevos mercados y mantener el whisky en los primeros puestos del mercado internacional de las bebidas.

En un futuro próximo, el principal campo de batalla seguirá siendo Europa, el mayor mercado del whisky escocés, con exportaciones de 1.400 millones de dólares anuales. Por motivos que nadie acaba de comprender del todo (a no ser que haya probado el ouzo), los griegos beben más whisky por cabeza que cualquier otro país.

El mercado hispano

También es sorprendente que los franceses compren más whisky en un mes que coñá en un año. Francia sigue siendo el mayor importador por volumen, pero unos márgenes de beneficios mayores hacen que el mercado español sea más lucrativo. El año pasado fue el mayor mercado para el whisky escocés por ingresos, con unas ventas por valor de 460 millones de dólares. Y para un negocio deseoso de suavizar su imagen de tweed y falda escocesa y atraer a una nueva generación de bebedores, es reconfortante saber que en España los aficionados son jóvenes.

De madrugada

El portavoz de la Asociación Escocesa del Whisky, Campbell Evans, hace notar que el 65% del consumo público de whisky en España se produce entre las doce de la noche y las cuatro de la madrugada. "Incluso teniendo en cuenta que los españoles se acuestan muy tarde", explica, "esto nos indica que el whisky lo bebe el público joven de discoteca".

El gran desafío que aguarda al sector es dar con la nueva España. Hay grandes esperanzas de que la nueva oleada de países del Este de Europa que se van a incorporar a la Unión Europea repitan el éxito de España. Como destaca Good, dicho éxito se fraguó con la entrada de España en la Unión, cuando "los aranceles se redujeron y se disparó el crecimiento".

No obstante, en espera de que se amplíe la UE, el mercado del momento es Corea del Sur, donde el año pasado las ventas aumentaron en más de un 20%, hasta alcanzar los 256 millones de dólares.

Edrington acaba de firmar un contrato de 25,6 millones de dólares anuales para vender whiskies de primera categoría, mezclados especialmente para el mercado coreano, bajo la marca Lancelot. "Es un mercado que busca la calidad", dice Good, cuya compañía tiene previsto cobrar alrededor de 355 dólares la botella para el whisky de 30 años. "A los coreanos no les importa pagar precios elevados por un buen escocés".

Time.

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