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La "calidad" del crecimiento

España crece un punto por encima de la media europea incluso en los actuales tiempos de vacas flacas. Este mensaje ha sido reiterado a la flor y nata de la industria y las finanzas catalanas en las últimas 48 horas por boca de José María Aznar, sus ministros Rodrigo Rato y Josep Piqué e incluso por la del presidente catalán, Jordi Pujol.

Ayer, sin embargo, el estreno de José Luis Rodríguez Zapatero ante el Círculo de Economía, que atemperó el optimismo con su alternativa para "reinventar" el Gobierno y atajar una política económica "a merced del viento", reorientó el debate hacia la calidad de este crecimiento. Según el líder de la oposición, ésta es "baja" porque "no se basa en el aumento de la competitividad, productividad ni capital tecnológico, lo que compromete nuestro desarrollo futuro". Zapatero relativizó la previsión de Aznar de acabar el año por encima del 2% porque "la mitad se debe a los fondos de la Unión Europea". Así, el aumento real de la riqueza sería del 1%.

El vicepresidente segundo rechazó la consideración de Zapatero y argumentó que el crecimiento del Producto Interior Bruto se calcula sobre el del año anterior, en que "también recibimos fondos": un saldo neto de 6.000 millones de euros. "¿Por qué no restar el componente de la producción industrial?", ironizó.

El debate trasciende fronteras. España alardea del equilibrio de sus cuentas públicas frente al descontrol del déficit en las grandes economías europeas. Este contraste enlaza con la vieja discusión sobre cómo se financia la UE, en la que alzan la voz los países que contribuyen más a ayudar a los menos ricos y que se encona especialmente en Berlín, vistas las dificultades de la economía alemana (Piqué las calificó ayer de "estructurales"), y el próximo ingreso de los países del Este, menos desarrollados.

Rato, comprensivo, afirmó que la capacidad de Alemania como gran financiador "ha llegado al límite" y avanzó que en 2006 (año que cerrará el plan presupuestario de la UE), Berlín no estará en las mismas condiciones que cuando se negoció el anterior plan. Pero la renta española "se situará en el 90%" de la media europea (hoy, un 85%), y el grifo de las ayudas empezará a cerrarse.

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