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CAMBIOS EN EL GOBIERNO CATALÁN

La oposición cree que el nuevo Gobierno no aporta novedades relevantes y muestra el agotamiento de CiU

Montilla y Saura piden de nuevo el adelanto de las elecciones autonómicas

Enric Company

El sexto cambio de Gobierno en tres años fue acogido ayer por la oposición como un reconocimiento de que las críticas de que eran objeto los consejeros destituidos estaban plenamente justificadas, en particular, las dirigidas a Antoni Subirà y Lluís Franco. Todos los partidos tomaron nota de que la tan cacareada pretensión del conseller en cap, Artur Mas, de formar su propio equipo ha quedado en un simple cambio de 'algunas de las fichas de siempre', en palabras del primer secretario del PSC, José Montilla. Montilla y el presidente de Iniciativa Verds (ICV), Joan Saura, reiteraron la petición de adelanto de las elecciones autonómicas, toda vez que a su juicio el proyecto de CiU da sobradas muestras de agotamiento.

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Consciente de su propia situación como reciente protagonista de una crisis de Gobierno en la que pasó de ministro de Asuntos Exteriores a titular de Ciencia y Tecnología, el nuevo presidente del PP en Cataluña, Josep Piqué, se limitó a señalar que 'cualquier cambio implica el reconocimiento de un desgaste'. El PP mantendrá su cooperación con el Gobierno de Jordi Pujol, aseguró Piqué, si los nuevos consejeros 'sirven para desarrollar las políticas que los ciudadanos necesitan'.

La ratificación de la colaboración entre CiU y PP tras esta crisis se dabe por segura también en los demás partidos. Montilla destacó que la inclusión en el Gobierno catalán de Antoni Fernández Teixidó, un ex miembro del Centro Democrático y Social (CDS) fundado por Adolfo Suárez, actualmente asesor de la patronal catalana Fomento del Trabajo, 'es una muestra de que Artur Mas apuesta por el pacto con el PP'.

Pero el cambio que Cataluña necesita, afirmó Montilla, no es sólo el de algunos miembros del Gobierno de Pujol, sino 'un cambio de mayoría parlamentaria y de presidente'. El discurrir de este último mandato de Pujol no hace más que demostrar, agregó, que hace ya tiempo que debían de haberse adelantado las elecciones.

Montilla describió así la situación: 'CiU va quemando sus cartuchos y éste el último que les quedaba. Se han metido en el búnker para aguantar los nueve meses que quedan hasta las elecciones, si no las adelantan'.

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Saura destacó que el Gobierno catalán debía haber presentado en octubre en el Parlament el proyecto de presupuestos de la Generalitat para 2003 y todavía no lo ha hecho. 'Dicen que han realizado este cambio de Gobierno para darse un nuevo impulso político', afirmó, 'pero en realidad lo que hacen es gesticular, en vez de dedicarse a lo que debieran hacer para conseguir ese impulso, que es preparar un buen proyecto de presupuesto'.

'Cartas muy sobadas'

También ERC restó toda credibilidad a lo que pueda hacer el nuevo Gobierno. Cuando hayan acabado la reorganización de los departamentos que han fusionado, dijo Ridao, 'ya estaremos en plena campaña electoral'.

Todos los partidos de la oposición interpretaron esta crisis de Gobierno como un intento de la cúpula de CiU de infundir 'ilusión a su propia parroquia' ante las magras expectativas electorales. 'Ésta no es una reestructuración pensada para mejorar la acción de Gobierno', señaló Ridao, sino para acabar de convertirlo en el equipo electoral de Mas'. Saura destacó también que el conseller en cap 'ha forzado el cambio de Gobierno que en septiembre le negó Pujol tras constatar que las cosas le van mal en las encuestas'.

Con independencia de estas declaraciones públicas, todos los partidos de la oposición conceden, sin embargo, la máxima importancia política a que el conseller en cap, Artur Mas, no haya podido presentar un equipo con nombres nuevos, que pueda identificarse con él y con su autoproclamada condición de representante de una nueva hornada de dirigentes del centro derecha nacionalistas. El portavoz del PSC, Miquel Iceta, consideró muy significativo que Mas no haya tenido a su disposición otra cosa que 'cartas ya muy sobadas'. Ascender a un director general a consejero, repescar a un ex miembro del CDS y cambiar de cartera a dos miembros del Gobierno sólo equivale, resumió, a 'echar mano de lo que queda'.

En parecidos términos se expresó Ridao: 'Éstos son los últimos coletazos de un Gobierno tocado y afectado por episodios de mala gestión'. Lo único que estaba por ver era cuándo.

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