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Crítica:Santana Aníbal
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El retorno de un clásico para trabajos duros

Es la reencarnación del Santana 2.500, la réplica española del legendario Land Rover Defender, que se fabricó durante muchos años en Linares (Jaén). Pero ahora se llama Aníbal, conserva la peculiar imagen de su antecesor sin apenas cambios y vuelve para aumentar la producción de la factoría andaluza y alcanzar la rentabilidad.

El nuevo Santana se venderá en versión única con carrocería larga de cinco puertas por 24.789 euros. Estrena un frontal retocado y una parrilla más actual, pero no podrá incluir apenas detalles de equipamiento salvo el aire acondicionado, opcional por 240 euros. Y la gama se irá ampliando poco a poco con otras versiones de tres puertas, un pick-up y hasta una versión militar.

Motor turbodiésel de Iveco

El aspecto más novedoso del Aníbal es el motor 2.5 turbodiésel de 125 CV, que se compenetra bien con el todoterreno español. Procede de Iveco, la marca de vehículos industriales de Fiat, y cuenta con inyección directa y raíl común para aumentar el rendimiento. Y, aunque resulta ruidoso, ofrece unas prestaciones correctas, mueve con suficiente fuerza los 2.050 kilos de peso y puede cargar 1.000 kilos más aprovechando su capacidad. También puede alojar hasta 10 personas en banquetas y con sus cinturones de seguridad. Por lo demás, el interior es espartano y no incluye el menor lujo. Tiene una instrumentación más moderna, pero los pedales siguen estando desplazados a la izquierda.

El Aníbal ofrece también buenos recursos en el campo. Normalmente circula con propulsión trasera, pero se puede conectar el eje delantero y convertirlo en 4×4. Y cuenta con reductora para superar zonas difíciles: sube cuestas de hasta 45 grados de inclinación. La sencillez mecánica (ejes rígidos y suspensión con ballestas) lo convierte en uno de los todoterrenos mejor dotados para las labores en el campo, que es para lo que está pensado. Y aunque no ofrece el rendimiento y la comodidad de los modelos modernos, aporta una gran robustez y se comporta aceptablemente en carretera.

Cuenta con un depósito de 100 litros y alcanza una autonomía de 1.000 kilómetros, según Santana, que no ha declarado los consumos oficiales.

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