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Crónica:FERIA DE ALGEMESÍ | LA LIDIA
Crónica
Texto informativo con interpretación

De cuidados intensivos

El que no era de UCI era un manso de carreta, o las dos cosas a la vez. Así resultaban los novillos de El Torero: todos inválidos o, como el cuarto, un buey que huía de su propia sombra. Ya podían esforzarse Juan Alberto y José Luis Miñarro, que sus voluntades quedaban destrozadas ante semejante manojo de tullidos. Cuidaban con esmero a animales tan minimizados, los pasaban a media altura, a veces con estilo, pero en todo había una ausencia total de emoción. Y ya podía el paisanaje apoyar que luego todo quedaba en agua de borrajas porque los novilleros mataron mal.

Así, por ejemplo, Juan Alberto anduvo sobrado con el primero y se entableró con el manso segundo, que nunca quiso salir de los adentros. La faena de Miñarro al segundo fue de muchos pases pero sin emoción. De toda esa muestra de inválidos, el último tuvo cierto son y hasta un asomo de calidad, pero su desesperante blandura escondió cualquier virtud. Para colmo, el de rejones, grandón, no estuvo por la labor y Leonardo Hernández tampoco tuvo el acierto necesario para mejorar la lidia.

Torero / Hernández, Alberto, Miñarro

Novillos de El Torero, bien presentados. Leonardo Hernández: silencio tras aviso. Juan Alberto: oreja; ovación. José Luis Miñarro: oreja; vuelta al ruedo. Plaza de Algemesí, 27 de septiembre, 7ª de feria. Lleno.

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