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Reportaje:VUELTA 2002

Historias de compraventa

Perdiguero no hizo nada novedoso cuando se puso interesadamente al servicio de Heras en la ascensión a La Covatilla

Carlos Arribas

Eran otros tiempos, pero eran. Cuando, cerca del final de su carrera, Sean Kelly fichó por un equipo español, después de firmar el contrato, después de arreglar casi todos los aspectos financieros, se dirigió al patrón y le preguntó como si fuera lo más normal del mundo: '¿Y el dinero para comparar carreras, de dónde sale, de cuánto dispongo?'. Kelly, ciclista de incomparable palmarés, compraba y vendía victorias, lo que no le quita ni un ápice de gloria. El ciclismo es el deporte de la clase trabajadora y antes que competición fue un medio de ganarse la vida. Eran los tiempos en que los ciclistas estaban mal pagados, en que muchos cracks, incluido Merckx, que no paraba de correr todo el año, redondeaban sus ingresos negociando victorias y derrotas en mitad de las carreras, o más tarde, incluso a un kilómetro de la meta. Pero la duda no está permitida: nadie se ha construido un historial a base de talonario, sólo los más grandes han pasado a la historia.

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Tampoco es que Perdiguero descubriera el Mediterráneo lanzando a Heras hacia La Covatilla. Como dicen los veteranos del ciclismo, las negociaciones bajo cuerda, la compraventa, los acuerdos ventajosos para todas las partes dentro del pelotón, siempre han existido. Siguen existiendo. Se llaman, eufemísticamente, alianzas estratégicas, confluencias de intereses, favores debidos. 'Y no veo por qué hay que criticar esa práctica', dice Manolo Saiz, director del ONCE-Eroski. 'Por el bien del equipo hay que utilizar todos los recursos'. Todos lo aceptan, y todos reconocen haber recurrido a la negociación económica en alguna ocasión. 'Pero siempre para comprar', recalca Javier Mínguez, director del extinto Seguros Vitalicio. 'Nunca he permitido que un corredor mío se vendiera. Eso es lo último'. Pero siempre que alguien compra, hay alguien que se vende.

Está en nuestra memoria, ahí cerca, el sobre que le pasó Perico al ruso Ivanov, el corredor que le ayudó interesadamente a ganar por la Sierra de Segovia la Vuelta del 89. O, más cerca, en 1993, el sobresalto que se llevó Miguel Rodríguez, patrón del Festina, cuando vio por televisión cómo su equipo ayudaba al Banesto de Indurain para que el navarro ganara su segundo Giro. Al día siguiente licenció fulminantemente al director, el holandés Jan Giesberts. En una etapa del Tour, el 14 de julio de 1995, la conquista de Mende por Jalabert, Indurain estuvo un momento contra las cuerdas, sin equipo y atacado. Pero, de repente, empezaron a pasar por la cabeza del pelotón corredores de otros equipos. Indurain no estaba solo. La fuga de Jalabert no pondría en peligro su quinto Tour. Alguien vio aquel día a Manolo Saiz, haciendo eslalon con su coche entre los de los demás directores (entonces se comunicaban de ventanilla a ventanilla) preguntando a gritos: '¿Cuánto os ha dado el Banesto? Yo os doy más para que dejéis de tirar'. Fue un día de tensión. El propio Saiz debió también recurrir a sus artes persuasivas para salvar una situación delicada para su equipo. Fue en la Vuelta del 96 y fue el Euskadi el equipo que echó una mano a Zülle, sin equipo por un virus que debilitó a todo el ONCE.

Lo que hace diferente el caso Perdiguero es que el corredor madrileño es el amigo íntimo del ciclista más perjudicado aparentemente en La Covatilla, Aitor González. 'Pero eso no es así. Si hablas con Aitor te dirá que no le he hecho ningún mal', dijo ayer Perdi. 'Aitor y yo seguimos siendo amigos, sigo hablando con él en todo momento. Esta mañana me ha vuelto a repetir lo mismo de ayer, que le había ido superbien'.

Del Acqua & Sapone, el equipo de Cipollini y Lombardi, sólo quedan en carrera tres ciclistas, los tres españoles (Santos González, Rubén Lobato y Perdi); con ellos continúa un director secundario, Paolini, que no interviene para nada en carrera. Los pagos del equipo italiano tampoco son tan regulares como deberían. 'Bueno, andan con algunos retrasos', reconoce Perdi, 'pero eso pasa en el 90 por ciento de los equipos'.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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