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Tribuna
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Anímate, amigo

En fin, amigo, anímate. Sí, ya sé que parece que hace dos días que terminó el Tour, pero, bueno, piensa que eso es algo muy subjetivo. Si preguntas por ahí a cualquier aficionado, te dirá que ya era hora de que empezase la Vuelta, que ya ha pasado más de un mes desde los Campos Elíseos y que ya está con el mono de ver buen ciclismo.

Hombre, no; ¿y las clásicas qué? Ya, sí. Si razón tienes, pero tienes que entender que aquí, en España, lo que se llevan son las vueltas, ¿no?

Aquí gusta ver cómo sufrís para mantener el equilibrio en las rampas del Angliru, la temible subida asturiana, mientras miráis a la cámara con muecas imposibles. Amigo, sigue animándote. Sí, ya sé que todavía no sabes cuál va a ser tu futuro, pero, si dices que ese asunto se solucionará en breve, ¿de qué tienes miedo?

Tú, a lo tuyo; afila los dientes y tensa los frenos, que vienen cuestas. Si en el Tour se pudo, ¿por qué aquí no? Si en el fondo sois siempre los mismos; no importa dónde ni cómo ni cuándo; al final, siempre la función suena a repetida.

Anímate, que el año pesa para todos igual. La frescura de febrero o marzo ya nadie la tiene, así que intenta aprovechar el descanso que has tenido durante el mes de agosto.

Sí, ya sé que dices que estás bajo de forma, que no has tenido mucho tiempo para entrenarte, que te falta ritmo de competición y esas cosas. ¿Pero te crees que a mí me vas a engañar? Vete a llorarle a otro, que ya te voy conociendo, y aplícate el cuento, que te toca dar el callo en la primera semana.

¿Que estás cansado? ¿De qué? Anda, no sigas, no me hagas reír. Y los demás están como rosas, ya. Sí, sí, sigue con la copla, que yo me sigo haciendo el tonto. Así que, si hablabas de mono, de síndrome de abstinencia, ahí tienes la bici para quitártelo. Y el camino desde Valencia hasta Madrid es largo. Es largo, anímate; largo y duro.

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