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Una periodista de la BBC mantiene un duro careo con Milosevic

Jacky Rowland declara que hubo una matanza de presos en una cárcel de Kosovo

Testigo del Tribunal Penal para la antigua Yugoslavia (TPIY), la periodista británica de la BBC Jacky Rowland, varios años corresponsal en los Balcanes, protagonizó ayer un duro careo con Slobodan Milosevic. Mirándole directamente, Rowland, la primera periodista occidental que declara en el juicio, afirmó que la matanza de la cárcel de Dubrava, en 1999, no fue sólo consecuencia de las bombas de la OTAN, como dijo Belgrado.

'Si albergo serias dudas es por la apariencia de los cuerpos. Si una persona muere por las bombas, presenta algún tipo de heridas y no creo que muchos de los cuerpos de los presos que ví murieran por las bombas', le espetó la periodista a Milosevic.

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Rowland, que dijo creer que algunos murieron por los ataques de la OTAN, estuvo en dos ocasiones para realizar un reportaje para la televisión en la cárcel donde, según la Fiscalía, tropas de Milosevic asesinaron a decenas de presos albanokosovares. En su primera visita, el 21 de mayo de 1999, el director de la cárcel la recibió junto con otros periodistas internacionales. Un juez de instrucción le aseguró que 'la OTAN había bombardeado la prisión y matado a varios prisioneros'. La periodista explicó ante los jueces que vió menos de 20 cuerpos en el suelo, todos con ropas civiles y algunos daños en los edificios, que podían provenir de ataques aéreos de la OTAN. Así lo reflejó en su reportaje emitido en su día por la BBC.

Tres días después, el 24 de mayo, Rowland regresó a la prisión y encontró un escenario muy diferente: las instalaciones estaban mucho más dañadas, no había prisioneros vivos, los guardias estaban vestidos con uniformes de camuflaje y con máscaras que les ocultaban el rostro. La reportera contó en aquella ocasión 44 muertos en el patio de la prisión y pudo ver otros 25 amontonados en una habitación que no mostraba signo alguno de haber sido bombardeada. 'Nos aseguraron que los prisioneros habían sido trasladados y que la OTAN había atacado la cárcel', explicó Rowland antes de poner en duda que realmente los hechos hubieran ocurrido así.

Sus reservas provocaron el enfado de Milosevic que, haciendo uso de su derecho al contrainterrogatorio, le preguntó en que se basaba para hacer tales afirmaciones. 'Siempre he tratado de ser objetiva en mi trabajo y tanto yo como mis compañeros de la BBC informamos repetidamente de los daños que ocasionaron los bombardeos de la OTAN', dijo Rowland antes de arremeter. 'Si yo le miro a usted, señor Milosevic, puedo ver que tiene brazo, los gestos de su rostro y que su cuerpo está intacto. Si le alcanzara una bomba, Dios no lo quiera, creo que podría ver en su cuerpo la forma en que murió', le espetó una desafiante Rowland.

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Las palabras de la periodista, expulsada de Yugoslavia al día siguiente de la emisión del reportaje en la BBC, corroboraron las de un testigo superviviente que el martes había declarado ante el TPIY que la OTAN mató durante dos bombardeos, el 19 y 20 de mayo, a unas 19 personas entre prisioneros, guardias y trabajadores de la cárcel, pero aseguró también que los guardias serbios habían asesinado en represalia al día siguiente a más de 150 prisioneros. Según la versión del testigo, los guardias les ordenaron forma en el patio con la excusa de que iban a ser trasladados a otro centro y abrieron fuego contra ellos de forma indiscriminada.

Por otro lado, los jueces decidieron ayer que, ante los consejos de los médicos que hace poco detectaron una grave dolencia cardiovascular a Milosevic, reducirán el ritmo del proceso. A falta de un programa definitivo, los magistrados adelantaron que darán unos cuatro días libres cada dos semanas al acusado, que está sometido a largas sesiones debido a que realiza su propia defensa y se niega a nombrar abogado.

Polémica sobre la función del periodismo

Jacky Rowland es la primera reportera occidental que declara en el juicio contra Milosevic, pero antes ya lo hicieron otros periodistas albanokosovares. Aunque también han testificado algunos británicos en otros procesos, la comparencia de Rowland en el TPIY reabre la polémica sobre la obligación de los periodistas a declarar en los juicios internacionales. Unos mantienen que, además de violar el secreto profesional, esto puede poner en peligro el trabajo de los reporteros de guerra en el futuro. Otros sostienen que, al igual que el resto de los ciudadanos, los periodistas tienen la obligación de colaborar con la justicia. El testimonio de Rowland -que explicó a EL PAÍS que compareció voluntariamente- se produce después de que, por primera vez en la historia del TPIY, un periodista se haya negado a presentarse ante los jueces. Jubilado y residente en París, Jonathan Randal, que trabajó para The Washington Post, argumenta que considerarle testigo de una de las partes en un conflicto armado vulnera su credibilidad y pone en peligro el trabajo de sus colegas. Hace poco, 34 medios de comunicación, entre ellos CNN, la agencia de prensa Associated Press y The New York Times, han dirigido un documento al tribunal en respaldo a la postura de Randal, cuyo caso se encuentra en fase de apelación. En un primer fallo, los jueces aseguraron que no veían razones suficientes que justificaran su negativa.

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