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AL VOLANTE | PRUEBA
Columna
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Para campo y carretera

El Terrano no presenta grandes achaques tras la última puesta al día. Y con el nuevo turbodiésel aumenta su versatilidad: es más ágil y eficaz en ciudad y campo, y viaja con más soltura en carretera. Pero aunque los asientos son ahora más cómodos, delante falta recorrido en longitud y exige conducir demasiado cerca del volante a los más altos.

Más rápido en asfalto

El motor 3.0 turbodiésel de 154 CV es la gran novedad. Procede del Patrol GR y tiene inyección directa, 16v. y turbo variable, aunque no lleva raíl común. Pero reduce un 10% los consumos del anterior 2.7 (125 CV) y ofrece unas prestaciones mejores para viajar.

El Terrano 3.0 Di responde sin tirones incluso por debajo de 1.500 vueltas y después se estira con fuerza hasta las 4.300, siempre con un empuje notable y sin las brusquedades de otros motores turbo. Además tiene un tacto más suave y silencioso que mejora el agrado de conducción, aunque los ajustes de las puertas provocan ruidos aerodinámicos y aumentan la sonoridad a partir de cierta velocidad.

Pero sus virtudes aportan un comportamiento muy manejable en cualquier terreno, ya sea carretera, ciudad o conducción 4×4. Y tiene unos consumos ajustados para un todoterreno: unos 10 litros en conducción suave y alrededor de 12 en ciudad, ritmos rápidos y pistas de tierra.

Cómodo y robusto en el campo

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La estabilidad en carretera también ha mejorado con las nuevas ruedas de 16 pulgadas. A pesar de ser un todoterreno clásico, tiene un comportamiento aceptable en asfalto, con suficiente agilidad en trazados virados y buen aplomo en zonas rápidas. Balancea lo normal en las curvas y obedece bien al volante, aunque en carreteras muy sinuosas exige conducir a ritmos tranquilos porque tiene un peso elevado y acusa las inercias más que los turismos. Y los frenos, con ABS y EBD, paran el peso con seguridad incluso si se frena bruscamente en situaciones delicadas. Pero el pedal, blando y esponjoso, exige pisar con decisión.

Por lo demás, el Terrano mantiene la propulsión trasera para asfalto, permite pasar a 4×4 en marcha a menos de 40 km/h. y conserva la reductora para superar obstáculos difíciles en el campo. No es un todoterreno trialero, pero circula con suficiente solidez y comodidad en tierra, y gracias al aumento de potencia, supera con más desahogo las zonas de dificultad media fuera de pista.

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