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Reportaje:Campeonatos de Europa al aire libre | ATLETISMO

'Papá, a mí me gusta correr'

Berlanas es un enamorado del atletismo y de la historia del deporte

Carlos Arribas

Luis Miguel Martín Berlanas (San Martín de Valdeiglesias, enero de 1972) admira a su padre. Se acuerda de que corrió alguna carrera con Mariano Haro, en aquellos tiempos duros de los primeros 70; se acuerda también de que iba a la obra, al trabajo, a donde pudiera ganarse el jornal, corriendo en alpargatas. Y ahora, cuando es uno de los mejores atletas del mundo y por fin ha conseguido una medalla en un gran campeonato, no descarta que fuera aquella imagen, aquel recuerdo, el que le marcara, el que le convirtiera en atleta y enamorado del atletismo. 'Sólo me acuerdo de que un día mi padre, que me veía condiciones y veía que me gustaba andar en bicicleta, jugar al fútbol o correr, me dijo que debía hacer algo, que eligiera yo', dice Luismi Berlanas. 'Y no sé por qué, pero le respondí, 'Papá, a mí me gusta correr''.

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Luismi Berlanas se hizo atleta profesional porque no era nada malo, ganaba todos los campeonatos de su edad y siempre era el mejor de su año, desde infantiles. 'Por eso fui mal estudiante, porque veía que me quitaba tiempo del atletismo, y sólo hice FP [diseño industrial] y ni me planteé la selectividad', dice. Berlanas era bueno pero llegada la hora de la verdad no dio con la prueba adecuada. Se estrelló contra el 1.500. 'Y pasé cinco años sin beca en los que vivía de participar en alguna que otra carrera, que cobraba 30.000 pesetas por correr una milla, y tenía que estirar el dinero todo lo que podía para poder vivir', dice. 'Porque mis padres no se podían permitir ayudarme'. Del callejón sin salida lo sacó Manolo Pascua, su entrenador actual, que le enfocó hasta el 3.000 obstáculos, el cambio que tanto mediofondista que no progresa busca como salida. 'Sí, ya sé que la gente del 1.500, los que se creen la flor y la nata, dicen que todo obstaculista es un milquinientista frustrado, pero si vamos a eso también se puede decir que los maratonianos son fondistas frustrados y así'.

Los entrenamientos de Pascua, de mucha intensidad, muy ajustados a su cuerpo -que más que de un fondista parece el de un cuatrocentista, con el 48% de masa muscular- aunque dolorosos para sus tendones de Aquiles, Berlanas descubrió la cara agradable del atletismo.

Berlanas, que lleva una vida austera en la residencia Blume de Madrid, es un enamorado del deporte, y del atletismo. Es vegetariano porque cree que es más sano no comer carne y es curioso. Tiene curiosidad universal. Le gusta leer (se ha llevado a Múnich el libro de Lance Armstrong, Mi vuelta a la vida) y le gusta pensar. Y le gusta emocionarse. Se emocionó ayer cuando Panetta le dio las flores en el podio. 'Y se lo dije. Y también me emociono cuando veo en las carreras a algunos de los mitos, a Coe, a Cram...'.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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