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Reportaje:

Achique de agua urgente en Vivendi

La credibilidad profesional de su nuevo equipo abre una tregua en la presión de los mercados

Tras la renuncia del joven ex presidente, Jean-Marie Messier, abandonado por todos los que le aplaudían hasta hace unos meses, el nuevo equipo gestor de Vivendi Universal pone por delante su credibilidad profesional para evitar el desmantelamiento incontrolado del grupo y ahorrar a Francia el espectáculo de un escándalo financiero a lo Enron o a lo WorldCom.

Restablecer la confianza en los directivos es el primer paso para rectificar el rumbo de colisión. Esto explica que Jean-René Fourtou se haya visto catapultado otra vez al primer plano de la escena. Entre los años 1986 y 1998 protagonizó la privatización y reestructuración del grupo Rhône-Poulenc, primero, y después, su fusión con la compañía alemana Hoechst, matrimonio del que nació el importante grupo farmacéutico Aventis.

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Un hombre de Bébéar

Tras la fusión se quedó como vicepresidente -la presidencia recayó en la parte alemana, en virtud del pacto- y hace unos meses dejó las funciones ejecutivas en la multinacional de la farmacia. Ahora se ve al mando de Vivendi Universal, a donde le ha llevado Claude Bébéar, fundador de la aseguradora Axa y hombre de peso en la élite francesa, que se embarca en el navío azotado por la tormenta a título de consejero 'independiente' y, a lo que parece, con el visto bueno del entorno del jefe del Estado francés, Jacques Chirac, inquieto por restablecer la credibilidad de la plaza de París.

El nuevo equipo no ha precisado el monto exacto de la deuda, pero sí ha dado explicaciones sobre la situación de la tesorería. El problema inmediato consiste en pagar 1.800 millones de euros antes de fin de mes. Asegura contar con efectivo y líneas de crédito suficientes para hacer frente a ese compromiso, si bien precisa de un apoyo mucho más importante para dar confianza a los mercados y mantener la calma entre los 380.000 empleados, doblemente inquietos, porque muchos de ellos arriesgan el trabajo y los ahorros como pequeños accionistas.

A guisa de bálsamo para calmar los ardores de los analistas financieros, el nuevo equipo directivo se extendió en detalles al final de la semana de pasión: 'A 3 de julio de 2002, Vivendi Universal cuenta con 1.200 millones de euros de tesorería y 1.600 millones de euros de líneas de crédito no utilizadas (...). Si es cierto que Vivendi Universal se enfrenta a un problema de liquidez a corto plazo, el valor de los activos del grupo, numerosos y diversificados, es largamente superior a su deuda'.

Un analista de Merrill Lynch considera 'estimulantes' las primeras explicaciones, pero estima crucial que los bancos acreedores del grupo confirmen claramente su apoyo en las próximas semanas. Otros expertos valoran la tutela del nuevo poder político, porque la crisis de Vivendi Universal estalla en pleno rebrote del nacionalismo francés.

Parece impensable que el poder conservador deje caer a la filial Vivendi Environnement -heredera de la Compagnie Générale des Eaux, la más que centenaria empresa de servicios a las colectividades locales-, ni tampoco a las empresas de comunicación.

El ministro de Cultura, Jean-Jacques Aillagon, afirma que 'la prensa, el cine, la edición, la televisión y la música constituyen un elemento esencial del patrimonio nacional', y por ello pide al nuevo responsable de Vivendi Universal que le tenga al corriente 'de todo movimiento que pueda afectar a una u otra actividad del grupo'. Es decir, el Gobierno de París condiciona cualquier cambio de manos en activos del grupo a su previo visto bueno.

Nada invita a pensar que el nuevo equipo se limite a una venta a la carrera de todo el edificio por pisos, aunque compradores no faltan. Por ejemplo, se conocen no menos de cuatro precandidatos a hacerse con Canal Plus Francia en el caso de que Vivendi venda esta filial, desde las cadenas televisivas TF1 y M6 hasta los grupos Lagardère y Pathé.

No menos apetitosa es la telefónica francesa Cegetel, la parte más rentable de un grupo en pérdidas, en la que Vivendi está asociado con el británico Vodafone. Y desde luego, se atribuye a los accionistas del otro lado del Atlántico -principalmente la familia Bronfman- un interés por las compañías que tienen su base en Estados Unidos, sobre todo los estudios Universal y la empresa USA Networks.

Ganar tiempo

Sin embargo, la parte francesa pide tiempo. No hay señal alguna de que el nuevo equipo haya decidido deshacer el grupo de comunicación.

La única operación que no pondría en peligro su coherencia es la venta de la participación que le queda en la filial de servicios a las colectividades, Vivendi Environnement, reducida ahora al 47,5% tras la cesión de acciones realizada el mes pasado, y que podría situarse en torno al 40% tras el lanzamiento, muy reciente, de una ampliación de capital de 1.500 millones de euros. La cesión de ese 40% del capital podría proporcionar en torno a 4 millones de euros, un dinero fresco con el que Vivendi Universal salvaría la crisis a corto plazo, mientras decide su estrategia.

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