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Reportaje:

Cartas marcadas en Italia

El asesor laboral asesinado en marzo se sentía amenazado por el líder sindical Cofferati

'Estoy muy preocupado porque mis adversarios -Sergio Cofferati el primero- me criminalizan'. 'No querría que las amenazas de Cofferati fueran instrumentalizadas por algún criminal'. Así se expresaba el asesor del Ministerio italiano de Trabajo, Marco Biagi, en dos cartas en las que pedía protección a las autoridades, meses antes de que las Brigadas Rojas acabaran con su vida en marzo pasado. El contenido de cinco de estas cartas, publicado ayer por el diario romano La Repubblica, próximo al centro-izquierda, ha levantado ampollas en Italia, por las menciones a Cofferati, acusado prácticamente por Biagi de ser el inductor moral y material de su asesinato.

Cofferati, de 54 años, con un pie ya fuera de la central sindical CGIL y aclamado como futuro líder de la izquierda, anunció ayer una serie de acciones legales para esclarecer el 'caso de las cartas de Biagi' que, en su opinión, formarían parte de una campaña para arrojar lodo sobre el sindicato más incómodo del país. 'El objetivo no soy yo, sino la CGIL', dijo ayer.

El líder sindical se preguntó, -en caso de que las cartas sean auténticas-, quién pudo envenenar a Marco Biagi hablándole de supuestas amenazas suyas, nunca pronunciadas. A ello habría que añadir la extraña 'fuga de noticias de actos reservados sobre los que está investigando la magistratura'. Más misterioso es el hecho de que la fiscalía de Bolonia que investiga el asesinato de Biagi sólo disponga de dos de las cinco cartas.

Según el relato del propio diario, las cartas le fueron facilitadas por un semanario marginal, Zero in condotta, que edita en Bolonia el movimiento antiglobalización, al que llegaron a través de una persona anónima. Tanto la revista como La Repubblica aseguran haber confirmado la autenticidad de las cartas enviadas por Biagi entre julio y septiembre de 2001 al presidente de la Cámara de Diputados, Pierferdinando Casini; al ministro de Trabajo, Roberto Maroni; al secretario de Estado del Ministerio, Maurizio Sacconi; al jefe de policía de Bolonia y al director de Confindustria, la organización empresarial italiana, Stefano Parisi. En el caso del mensaje enviado a este último, existen incluso dos versiones, una publicada por Zero in condotta, en la que no se menciona a Cofferati, y otra, facilitada a La Repubblica por Parisi, en la que se cita al líder sindical como uno de los que 'amenazan' a Biagi.

Las cinco cartas ponen de relieve la angustia del profesor Biagi al comprobar que se le han retirado las escoltas pese a ser objeto de continuas amenazas. Biagi participa en la redacción del Libro Blanco del Trabajo, en el que se aborda una reforma del mercado laboral italiano muy criticada por los sindicatos. Motivos de preocupación no le faltan porque su predecesor en esta tarea, Massimo D'Antona, fue asesinado por las Brigadas Rojas en 1999.

Biagi reclama protección sin resultado, hasta que el 19 de marzo pasado dos pistoleros le asesinan. Este crimen provocó un duro intercambio de acusaciones entre el Gobierno y la oposición. Varios ministros del Ejecutivo y el propio primer ministro, Silvio Berlusconi, reprocharon a los líderes sindicales haber creado, supuestamente, un clima de violencia verbal propicio para el asesinato. Acusaciones que no impidieron a la CGIL reunir en Roma a centenares de miles de italianos contra las reformas.

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Gracias a su campaña, Cofferati ha conquistado el liderazgo moral del centro-izquierda, pero su posición inflexible le ha granjeado la enemistad de los otros dos grandes sindicatos.

Una mujer coloca un ramo de flores en el lugar donde fue asesinado el asesor del Ministerio de Trabajo Marco Biagi.
Una mujer coloca un ramo de flores en el lugar donde fue asesinado el asesor del Ministerio de Trabajo Marco Biagi.AP

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