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Tribuna:PRESERVAR EL PATRIMONIO NATURAL
Tribuna
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Medio ambiente, opción de futuro

Andalucía tiene un elemento diferencial: su gran riqueza natural. Esta privilegiada situación ambiental es una fuente de oportunidades y no una rémora para el desarrollo. La conservación de la naturaleza y la innovación en la gestión de recursos naturales son elementos fundamentales de la modernidad. Andalucía puede y debe convertirse en un referente en temas ambientales. Tenemos los recursos, la tecnología y el capital humano. Falta la decisión política y un cambio de mentalidad. Hay que considerar a los bosques, ríos y acuíferos, mares, playas, biodiversidad y paisaje como infraestructuras básicas de las que depende nuestro futuro.

La diversidad de hábitats y especies de Andalucía no tiene parangón en Europa. Aquí están presentes 76 de los 105 hábitats y 94 de las 172 especies declaradas de interés por la Unión Europea en la región mediterránea española. La Consejería de Medio Ambiente ha elaborado una ambiciosa propuesta de protección de espacios y especies dentro de lo que será la Red Natura 2000 de la Unión Europea, que supera los dos millones y medio de hectáreas, un 30% de la superficie andaluza. Pero la conservación de la naturaleza no puede realizarse sólo con medidas legislativas y sectoriales. Mientras el conjunto de las administraciones y de la sociedad no asuma la necesidad de preservar nuestro patrimonio natural -al igual que tenemos asumida la protección del patrimonio cultural, de monumentos como la Alhambra- la biodiversidad andaluza seguirá en declive. El lince es el paradigma de este fracaso. Millones de euros invertidos, leyes estrictas, y todo para que queden dos centenares escasos de este bello felino, símbolo del bosque mediterráneo.

El privilegiado medio ambiente andaluz es una fuente de oportunidades y no una rémora

En una región en la que el agua lo es casi todo, sorprende que todavía no hayamos sido capaces de diseñar una política hidráulica que garantice una gestión adecuada de este recurso. Andalucía tiene recursos hidráulicos suficientes, pero necesita una nueva política de aguas. No se puede seguir invocando a recursos ajenos tan costosos como inviables. Se demanda agua del Ebro cuando más del 60% de la población andaluza sigue sin depurar sus aguas residuales. La reforestación de las cuencas, el deslinde del dominio público de ríos y riberas, la depuración y reutilización de las aguas residuales y la instauración de una nueva cultura del agua que ponga el acento en la mejora de la gestión y en la contención de la demanda, garantizarían la conservación de nuestros ríos y acuíferos y los abastecimientos del futuro.

Cuesta entender que a estas alturas todavía se defiendan políticas tendentes a enterrar o quemar las ingentes cantidades de residuos que genera nuestra sociedad de consumo y despilfarro. Es necesario un amplio compromiso y un esfuerzo en I+D para fomentar la producción limpia, disminuyendo la generación de residuos, y reutilizando y reciclando los que se produzcan.

Andalucía importa el 90% de la energía que consume. Basamos nuestra economía en recursos de los que carecemos: carbón y petróleo. Paradójicamente somos ricos en energías alternativas: sol, viento y corrientes marinas. Es inexplicable que países como Alemania nos superen en paneles solares e incomprensible que se pretenda basar el futuro energético de Andalucía en centrales térmicas de gas importado, que aumentaría nuestra dependencia energética y las emisiones de C02, cuando hemos superado ya la cuota estipulada en el Protocolo de Kioto.

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La especulación urbanística sigue haciendo estragos en Andalucía, es un cáncer que corroe nuestro territorio y nuestra sociedad. Al descontrol urbanístico que impera -con decenas de miles de viviendas ilegales- se une un modelo especulativo basado en crecimientos continuos, desmesurados e insostenibles, utilizado como fuente de financiación -legal o ilegal- de los Ayuntamientos. Las consecuencias ambientales y territoriales son irreversibles, hipotecando el futuro de recursos estratégicos como el suelo, el agua o el paisaje.

La instauración en 1972 del Día Mundial del Medio Ambiente por las Naciones Unidas, comprometió a gobiernos y sociedades a abordar los retos medioambientales que tenía la Humanidad. Nuestra mejor contribución a un mundo mejor es solucionar nuestros propios problemas ambientales, no contribuir a la degradación del Planeta. Sólo así garantizaremos a las generaciones futuras el derecho a vivir con dignidad.

Juan Clavero es Coordinador de Ecologistas en Acción de Andalucía

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