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CONFLICTO DE ORIENTE PRÓXIMO

Un nuevo atentado suicida de Yihad Islámica causa 16 muertos en Israel

El ataque de los palestinos radicales coincide con el 35 aniversario de la Guerra de los Seis Días

El cruce de Megido, un punto estratégico, situado al sur de la Galilea, donde se encuentran Israel y los territorios palestinos, al pie de una prisión militar de máxima seguridad, se convirtió ayer a primera hora de la mañana en el escenario de uno de los más trágicos atentados palestinos de los últimos meses; un suicida lanzaba el coche bomba que conducía contra un autobús público, provocando 16 muertos, la mayoría de ellos soldados, y más de 40 heridos. El atentado, que coincide con el 35 aniversario de la Guerra de los Seis Días, fue reivindicado por el movimiento fundamentalista Yihad Islámica.

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'Un candidato al martirio, de las Brigadas Al Qods, ha hecho estallar su coche lleno de explosivos que conducía contra un autobús sionista, no lejos del cruce de Megido', aseguraba ayer un portavoz de Yihad Islámica, en un comunicado enviado a las cadenas de televisión y radio de los países árabes.

La reivindicación llegó a la estación de televisión Al Menara en Beirut, portavoz del movimiento fundamentalista de Hezbolá, cuando los cuerpos de las víctimas se encontraban aún esparcidos por el asfalto de la carretera que comunica Hadera con Afula y ambulancias y coches de bomberos se dirigían al lugar del atentado para tratar de rescatar a las víctimas.

Unos metros más allá permanecían los restos humeantes y retorcidos de un autobús de transporte público de la compañía Egged, que hacía poco menos de una hora había salido de Tel Aviv con dirección a Tiberiades. Junto a ellos, otros despojos; los de una camioneta que había sido robada el pasado mes de febrero de la localidad israelí de Lod y que circulaba con una matrícula amarilla de un segundo coche posiblemente también hurtado. El cuerpo del conductor, un suicida palestino, del que no se ha dado el nombre para evitar que su familia sufriera las represalias, quedó descuartizado.

Los expertos militares dictaminaron que el vehículo bomba había sido cargado con explosivos en la ciudad palestina de Yenín, situada a poco menos de 18 kilómetros de donde se produjo el atentado.

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'Sentí al autobús dar un brinco y después una vuelta', aseguraba ayer Mickey Harel, uno de los soldados supervivientes del ataque, mientras era asistido en el servicio de urgencias del hospital de Afula. El militar aseguró que después del encontronazo, tras la primera explosión, escuchó un segundo estruendo, posiblemente el del estallido del depósito de gasolina, al que siguió rápidamente el incendio del autobús y el petardeo continuado de las armas y la munición de los soldados, que se encontraban atrapados en el interior del vehículo.

Como si se tratara de un gigantesco desafío, todo ello sucedió junto a la cerca de la prisión militar de Megido, el presidio militar más vigilado de Israel, donde se encuentran encarcelados más de un millar de presos palestinos, los más peligrosos y recalcitrantes. Se asegura que ayer, cuando el estruendo del atentado llegó a las celdas y despertó a los presos, éstos adivinaron que se trataba de una operación de sus compañeros y prorrumpieron en aplausos.

Pero Megido es, además de una prisión, el punto de encuentro donde cada viernes se dan cita las pacifistas de Mujeres de Negro, que blandiendo pancartas y banderas no cesan de reclamar la salida de las tropas israelíes de los territorios autónomos palestinos.

Transporte público

'Éste es el sexto atentado que se produce en las cercanías del cruce de Megido, desde que se inició la Intifada', aseguraba ayer Lili Traubman, militante de la organización pacifista Gush Shalom, vecina del kibutz de Megido, situado a pocos metros del lugar de la explosión, donde viven enclaustradas y en estado de sitio más de 200 familias. Cuatro de los seis atentados contabilizados por Lili han acaecido en el interior de autobuses de transporte público, tres de ellos en la línea 823. Ahora le ha tocado el turno a la 850.

El ataque de Megido ha provocado una oleada de histeria en Israel. Desde Tel Aviv a la frontera del norte con Líbano se ha impartido una consigna estricta: 'Abrir bien los ojos'. Automáticamente, los controles del Ejército se han hecho más herméticos, pero sobre todo en los accesos a los territorios palestinos.

Policías israelíes examinan los restos del autobús destrozado por un ataque suicida palestino en Megido, en el norte de Israel.
Policías israelíes examinan los restos del autobús destrozado por un ataque suicida palestino en Megido, en el norte de Israel.ASSOCIATED PRESS

Arafat ordena detenciones

El presidente Yasir Arafat ordenó ayer a sus fuerzas de seguridad detener a todos los dirigentes y militantes de Yihad Islámica implicados directa o indirectamente en el atentado de Megido.

'Esta heroica operación se ha llevado a término coincidiendo con el aniversario de la ocupación israelí de Cisjordania y Gaza', aseguraba ayer desde Damasco Ramadán Salah, uno de los máximos líderes de la organización fundamentalista Yihad Islámica, en referencia al 35 aniversario del inicio de la Guerra de los Seis Días.

Para los palestinos y para el mundo árabe, ayer fue una fecha tristemente inolvidable, en la que se recuerda la ofensiva de las tropas israelíes de 1967. Los militares al mando de Moshe Dayán destruyeron la aviación de Egipto, para después tomar en seis días la península del Sinaí, los Altos del Golán, Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este, iniciando de esta manera una ocupación que amenaza con no tener fin.

Yihad Islámica, la organización más disciplinada y fanática del fundamentalismo palestino, continuaba ayer en su proclama, afirmando que una de las razones para llevar a término el atentado era la de 'luchar contra esta ocupación' hasta 'ponerla fin'. 'No hay nada peor que la ocupación del Ejército, la humillación, los asesinatos, la muerte de los civiles, los cercos militares y el confinamiento del pueblo palestino', afirmó desde Gaza uno de sus máximos dirigentes, Abdalá Shami.

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