Ketama avanza en el mestizaje e incorpora 'rap' en su nuevo disco
Con 'Dame la mano', el grupo iniciará una gira internacional en junio
Después de 20 años arriesgando en los sonidos de la música, el grupo Ketama no baja la guardia. En Dame la mano (Universal), el disco que hace el número 12 en su carrera, da una vuelta de tuerca y a su habitual mestizaje de flamenco y otras músicas del Caribe y África incorpora con acierto pasajes de rap, house y hip hop. 'La música es infinita, siempre hay influencias. Y este disco es donde más espacio nos hemos dado todos', declararon ayer.
Dame la mano sale al cabo de un año de trabajo y de una breve retirada del mundo, acompañado de un DVD de una fiesta flamenca familiar. El trío Ketama -Antonio y Juan Carmona y su primo Josemi Carmona- abandonó Madrid rumbo a Caños de Meca y Formentera ('una manera de despistarse de la familia, los amigos, teléfonos móviles...') y se trajeron un disco con el que se han quitado varias espinas.
Antonio (que, efectivamente, no para de enredar con el móvil durante la entrevista) hace por primera vez una incursión en el rap en dos temas: en el atrevido Muévete y en Cae la noche. Los ritmos del hip hop y el espíritu de bolero asoman en Parece mentira. Y el flamenco-flamenco en Kamino del monte, un homenaje de los Carmona (descendientes de los geniales Habichuela) a sus orígenes, las cuevas de Sacromonte, en Granada. De allí salieron con un año de edad y se instalaron en un pequeño piso del Rastro madrileño.
Dame la mano, el tema que da título al disco, resume el afán de conquistar nuevos sonidos. 'Es pura bulería, un jaleo. Empieza muy flamenco y acaba como una batucada brasileña', define Josemi. Pero también es un tango y un villancico que se escucha en su casa desde hace 80 años y que ellos han adaptado a un ritmo más popero.
Este avance en el mestizaje y en la incorporación de nuevos instrumentos (sonidos loops, de ordenador, y el de las simples cachavas) no es un salto en el vacío, es una evolución natural en su trayectoria. 'Siempre hay cosas de cualquier sonido que nos interesan. La fusión está en las músicas y sale o no sale', dice Antonio.
Sus fuentes de inspiración no conocen fronteras. 'Cuando viajamos, lo primero que nos atrae de los países son las músicas que se oyen. Y si voy en el metro y veo a un músico magrebí que me interesa le pido el teléfono. Lo importante es que seguimos manteniendo esa inquietud', afirma Antonio. 'Vino Lenny Kravitz a mi casa y nos liamos a tocar', añade. 'Sacamos el cajón y la guitarra, y ahí estábamos tocando: ésa es nuestra arma. En ese sentido, este disco es supererrante'.
¿Madrid o Andalucía? 'No depende del sitio, sino de las gentes', dice Josemi. 'Uno de los mejores guitarristas que ha dado la historia es de Pamplona, Sabicas, uno de los padres de la guitarra flamenca junto a Ramón Montoya. Y Carmen Amaya era de Barcelona', afirma Juan. 'Lo que pasa es que llegas a Andalucía y enseguida ves a tres niños haciendo bulerías, das una patada y te salen guitarristas muy buenos', dice Josemi. Con Madrid mantienen una relación de amor-odio. Cuando están una temporada fuera quieren volver, cuando están en ella quieren abandonarla. En su horizonte siempre está una playa de Andalucía.
Mientras, quieren llevar el flamenco por todo el mundo. 'El futuro está fuera de España, aquí hay muchísima música flamenca y se exporta muy poco. Fuera está muy reconocida, Tom Cruise viene aquí y nos quiere ver', cuenta Antonio. Su gira internacional, que empieza el 7 de junio, incluye, además de España, Miami, Berlín y Londres.
Y después de 20 años, ¿cómo lo siguen llevando? Josemi: 'Nuestras peleas son antológicas y nuestras reconciliaciones son muy largas y de noche; llega el día y nosotros estamos empezando'.
Babelia
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