_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Una autovía por Aracena?

Dice Noam Chomsky que 'la propaganda es a la democracia lo que la cachiporra al estado totalitario' (Cómo nos venden la moto, 1995). El PP se ha encontrado en Andalucía con un problema muy serio, y es que no puede vendernos ninguna moto porque, por fortuna, no controla la propaganda como en otros sitios. Tal vez por eso esté ensayando una nueva táctica: no anunciar sus propósitos hasta que ya están prácticamente cerrados y empaquetados. Es lo que ha hecho con la reforma de la protección al desempleo agrario, o con Cetarsa, o con el cambio de financiación del AVE Córdoba-Málaga (un auténtico escamoteo de motivaciones insondables). Y ahora es lo que está maquinando con otra idea descabellada: meter una autovía por el entorno del Parque Natural de Aracena y Picos de Aroche.

Con lo poco que ha trascendido, ya ha saltado la alarma (una lectora de este periódico alzó su airada voz el pasado día 29). Hasta donde puede saberse, la cosa va más o menos así: bajo el objetivo-pretexto de mejorar la conexión Sevilla-Lisboa, el Ministerio de Fomento sorprendió a todos, hace cosa de un año, con la propuesta de una autovía, cuya necesidad nadie entiende; y empezó a especular con distintos trazados. Consciente del escándalo que podría producir un impacto medioambiental en la parte más delicada (Aracena, Fuenteheridos, Galaroza, Jabugo..., la Galicia mínima de Huelva), que ya sufrió lo suyo con la reforma de la actual carretera, puso a trabajar, allá por el mes de marzo, a un grupo de concejales del PP de la comarca en una alternativa más al sur, por Linares de la Sierra, Alájar, Santa Ana, Almonaster, Aroche, hasta Rosal de la Frontera. Pero por ahí también el destrozo puede ser considerable, a poco que se quiera 'beneficiar' a algunas de esas poblaciones, o a particulares, con plusvalías tentadoras. La cifra que ha dejado caer un parlamentario del PP, 60.000 millones de pesetas, ya es para echarse a temblar. Pero lo más misterioso, según me cuenta José Antonio Cortés, alcalde de Fuenteheridos y Presidente de la Mancomunidad, es que no hay manera de saber con cargo a qué fondos, pues todo se cuece en el mismo sigilo y con las briznas de información que van cayendo. Es el inconveniente otro que tiene tanto secretismo: que hace pensar en lo peor, y más con los antecedentes del PER, las Cetarsas y las AVES de confusa financiación. Me gustaría equivocarme, por el bien de la Sierra de Huelva, pero me parece que el PP se ha metido en otro avispero, él solito. Con moto o sin moto, van como locos.

A título meramente indicativo, y para quienes no conozcan la zona, estamos hablando del ameno lugar de Arias Montano, del último retiro de Bergamín, donde empezó a esperar la mano de nieve, con el fervor de San Juan de la Cruz, la ironía de Machado, la dulzura de Bécquer; de los terraplenes rojizos de Valdelarco, por donde estos días anidan y parlotean multicolores bandadas de abejarucos. De un lugar, en fin, parecido al Paraíso. (Pero no se lo digan a nadie, por favor).

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_