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Generali se rejuvenece

Gianfranco Gutty cede a las presiones de Mediobanca y acepta compartir el poder

Es ley de vida. Y ley del mercado, que impone a las empresas una constante renovación. 'Se cambia directivo sesentón por dos ejecutivos cuarentones dispuestos a comerse el mundo'. Ocurrió el pasado fin de semana en Assicurazioni Generali, primera compañía de Europa en seguros de vida, y líder absoluto del mercado de seguros italianos, con sede en Trieste.

Gianfranco Gutty, hombre fuerte del grupo, del que forma parte desde hace 45 años, dejó el timón de mando a dos jóvenes managers. Por debajo de esta operación de rejuvenecimiento de una entidad golpeada, como todas las aseguradoras, por el año negro 2001, late, sin embargo, toda una filosofía de relaciones con su principal accionista, el poderoso banco de negocios milanés Mediobanca.

Gutty paga el precio de haber intentado llevar a cabo una política demasiado indpendiente en la compañía aseguradora italiana

Gutty, nombrado hace un año presidente de Generali a instancias del consejero delegado de Mediobanca, Vincenzo Maranghi, paga, según los analistas, el precio de haber intentado una gestión demasiado independiente de Mediobanca.

Con el 13'7% de las acciones de la aseguradora del león alado, el banco milanés no admite demasiados desplantes, y ha presionado para que se hicieran los cambios con la típica discreción de las empresas italianas. Esta vez, sin embargo, Mediobanca, que ha defenestrado en el plazo de unos pocos años a dos presidentes plenipotenciarios del grupo, no podía despedir también a Gutty, elegido hace apenas un año. El cambio ha sido más tenue.

Gutty se mantiene como presidente de la poderosa entidad, pero cede su puesto operativo, al igual que Fabio Cerchiai, hasta ahora consejero delegado. Los dos han sido sustitutos, por dos hombres del vivero Generali, Sergio Balbinot, que con sólo 44 años toma las riendas de los negocios exteriores del grupo, y Giovanni Perissinotto, de 48 años, a quien se encomiendan las finanzas, administración y actividades aseguradoras en Italia. Una novedad grande, según subrayó el propio Gutty, 'en esta empresa no se había visto nunca un directivo con menos de 50 años'. Pero los dos nuevos consejeros llevan, dijo el presidente, el 'león alado en la sangre'. Gutty explica la transición como un cambio sin traumas. 'Seré un presidente sin poderes, pero con la importante tarea de control, vigilancia, y enfoque de las actividades empresariales'.

Las cuentas del ejercicio 2001 no han sido espectaculares, pero las pérdidas, en un año de catástrofes, accidentes aéreos y atentados terroristas, se han reducido a 50 millones de euros netos. Pesará en las cuentas del año próximo el accidente sufrido por el rascacielos Pirelli, contra el que se estrelló una avioneta el pasado 18 de abril, suceso que le ha costado a Generali cuatro millones de euros. A los accionistas les llegará aún el eco de la pasada bonanza con un dividendo por acción ligeramente superior al recibido el año pasado (0,28 céntimos de euro, frente a los 0,25 céntimos del ejercicio 2000) .

Generali atraviesa un momento delicado, con el proceso de asimilación del INA, (adquirido junto al San Paolo-IMI en 1999) todavía a medio camino, aunque el grupo ha firmado un excelente acuerdo de aseguración bancaria con IntesaBCI, que pondrá a la venta en todas las sucursales del grupo los productos de Generali.

No ha progresado, en cambio, la propuesta de absorción de la banca Mediolanum (participada por Finivest, holding propiedad de Silvio Berlusconi, primer ministro italiano) por Generali. Mediobanca era partidaria de una iniciativa que tenía como objetivo secundario, pero no por ello menor, establecer buenas relaciones con el nuevo poder. Gutty declaró el sábado que el grupo se ha limitado 'a examinar el dossier Mediolanum, como muchos otros, pero no hay nada que decir al respecto'.

En una cosa parecen coincidir los analistas italianos. La división del poder en Generali, que de contar con un solo hombre fuerte -Gianfranco Gutty- pasa a estar dirigida por un triunvirato -Gutty más Balbinot y Perissinotto-, beneficiará sobre todo al principal accionista del grupo, Mediobanca. Que, como explica el economista de La Repubblica, Marco Panara, podrá practicar ahora con mayor facilidad 'la política del divide y vencerás'.

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