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Entrevista:ALICIA BORRACHERO | TROTAMUNDOS

Paraíso en Polinesia

Viaja o trabaja?

Viajo mucho por trabajo, y de vez en cuando por placer. El último gran viaje fue a la Polinesia, en la Semana Santa de 1997. Aproveché una oferta muy buena y tras un viaje accidentado e interminable aterricé en mi destino.

Primera parada: Pappetee.

¿Sabe que el aeropuerto de esa isla está en el mar? Es alucinante. Y una de las primeras cosas que encuentras es un mercado multicolor, con frutas, pescados, collares... igual que un cuadro de Gauguin.

Pensó: 'He aquí el paraíso'.

Desde luego es lo más parecido al paraíso que he visto. Recuerdo que tomé un barquito y al amanecer subí a cubierta a desayunar. Estábamos en la bahía de Moorea, otra isla, y se me saltaron las lágrimas. No podía asimilar tanta belleza, esos mil tonos azules, los arrecifes de coral, las playas de arena blanca y negra.

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¿Y los polinesios?

Son increíbles. Tienen la piel morena, el pelo rubio o pelirrojo y los ojos azules. Ellas también son preciosas y el pareo que llevan es muy favorecedor.

Vamos, que fue aterrizar y ponerse usted un pareo.

Claro, porque allí ir en vaqueros es como ponerse en traje de noche. Y además de la ropa te contagias de ese estilo de vida tranquilo y alegre que tienen.

¿Alguna otra curiosidad?

Sí. Estábamos en la cubierta del barco una noche, mirando al mar, cuando de pronto vimos que algo se movía en el mar. Al poco pasaron unas barcas con polinesios cantando seguidos por un montón de delfines. La anécdota es cursi, pero la imagen es de las que no se olvidan.

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