_
_
_
_
_
Entrevista:CAROLINA HERRERA | Diseñadora

'A veces, el dinero arruina la elegancia'

Con 62 años, cuatro hijos y una presencia impecable, dice que repetiría todo lo que ha hecho en la vida sin cambiar una coma, y se confiesa feliz. Enamorada de su marido y de su nieto mayor, de 20 años, le encanta estar sola y caminar. 'Soy capricornio. Tengo una cabra metida dentro', afirma. Sus perros muertos figuran en el altarcillo de las fotos familiares de su despacho.

Pregunta. Con la marcha de Yves Saint Laurent, ¿se acabó el glamour?

Respuesta. No lo creo, porque el glamour va dentro de la mujer.

P. ¿La moda le da para comer?

R. Bueno, yo creo que sí [risas]. Me ayuda un poco.

P. ¿Para dos platos y postre?

R. Espero que sí, sobre todo porque ahora va unida a los perfumes.

P. Cuando se asoció con Puig, ¿encontró un buen novio?

R. Encontré un maravilloso novio que se ha convertido en un marido fantástico.

P. Saint Laurent dijo que lo que mejor viste a una mujer son los brazos del hombre que ama.

R. Depende, porque no puedes salir con unos brazos alrededor, y sin vestirte [risas].

P. A quien no tenga brazos o dinero para trajes, ¿sólo le queda la desnudez o la vulgaridad?

R. Nada más. Pero hay cantidad de mujeres elegantes, con estilo propio, que no necesitan gastar mucho. Muchas veces, el dinero arruina la elegancia, por un exceso de querer comprarlo todo.

P. ¿Lamenta, como YSL, no haber inventado los vaqueros?

R. Pues lo lamento bastante [risas], porque con eso sí que podría comer varios platos, e invitar a mucha gente.

P. ¿Siempre va vestida por Carolina Herrera?

R. Sí. Y de vez en cuando me compro unas camisetas en GAP o en Banana Republic. Pero Carolina Herrera me encanta.

P. Y le sale más baratito.

R. Claaaaro. Eso también hay que tomarlo en cuenta. Además, me cae bien la diseñadora.

P. Aznar quiere exportar moda española. ¿Le augura gran éxito?

R. ¿Por qué no? Tienen que tener un talento bárbaro en España. No olviden que tuvieron lo más grande: Cristóbal Balenciaga.

P. ¿A qué diseñador español destacaría hoy?

R. No conozco mucho. Eso se lo contestaré cuando me inviten a Cibeles y vea todos los desfiles.

P. No empezó a trabajar hasta los 40 años. ¿Se tomó la jubilación por delante?

R. Ja, ja, ja. Yo todo lo hice al revés, porque me gusta. Cuando se usaban las faldas largas, me ponía minifaldas. Y viceversa.

P. Dado que no jugaba a vestir muñecas, ¿a quién colocó sus primeros trapos?

R. Yo creo que a mis perros.

P. Fueron sus primeras víctimas.

R. Como diseñadora, mi primera víctima fui yo. Pero luego, todas las que venían se han quedado. O sea, que no se sienten tan víctimas.

P. Tiene aspecto de levantarse ya duchada.

R. ¿Pero usted cree que yo soy de otro planeta? Me levanto con el pelo todo parado, como una loca.

P. ¿Por quién se deja ver de esa guisa?

R. Pues me ven mi marido, todo mi servicio y mis hijas. Y mis perros, que son importantísimos.

P. Llama a sus animales Gastón, Gaspar, Olivia. ¿Cómo llama a su marido? ¿Cuqui?

R. Le llamo por su nombre: Reinaldo.

P. ¿Gastón es su perro más íntimo, el testigo de sus colecciones?

R. Sí. Él siempre viene. Y Gaspar, que tiene un año, ha estado en las últimas dos colecciones. Les fascina ser fotografiados.

P. ¿Qué opinan de sus diseños?

R. Los adoran. Aunque a veces se aburren, y veo a Gastón como que se duerme. Depende de quién se los esté probando.

P. ¿Usted qué ha aportado a la moda?

R. Espero haber aportado una cosa fantástica: que las mujeres se vean chic, que no le tengan miedo a ser glamourosas ni a un poco de lujo.

P. Nunca se ocupa de la parte económica de su negocio. ¿Le parece una ordinariez?

R. No. Pero creo que estuve muy mal educada en ese sentido, porque cuando era niña nadie hablaba de dinero delante de mí. Y me pongo nerviosa.

P. ¿El hecho de vestir a Nancy Reagan es una muestra de que también usted se estrella?

R. ¿Por qué cree que me estrellé con ella? Es una mujer con mucho sentido de lo que le queda bien, muy elegante.

P. ¿Ha visto a alguien con un traje suyo que le estuviera como a un Cristo dos pistolas?

R. Uyyyy, sí. ¿Y sabe lo que hago? Me voy por otra puerta.

P. ¿Cuántos retoques se ha hecho en el cuerpo?

R. Me he hecho los ojos.

P. Bueno, bueno. ¿Qué querría ser de mayor?

R. Hubiera querido ser la escritora más fabulosa del mundo. Escribo para mí, pero nada más.

PETER REY

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_