Un gran señor
Alfredo Goyeneche ha sido un excelente presidente del Comité Olímpico Español, algo que no era fácil después de la magistral etapa de Carlos Ferrer Salat.
Su mérito principal es que ha conservado la unidad dentro del olimpismo español y también ha tenido una muy buena relación con el Consejo Superior de Deportes, excelente a través del programa ADO, que es el que ayuda a los deportistas españoles a participar dignamente en las grandes competiciones mundiales, como pueden ser precisamente los Juegos Olímpicos.
Para mí fue una alegría y un también un gran honor proponerle como miembro del COI y que fuera elegido como representante del comité español, pues yo quería que España tuviera una voz propia en el máximo organismo internacional.
Dentro del COI, Goyeneche ha sido un hombre que ha aportado siempre su inteligencia y, sobre todo, su señorío.
Mis contactos con él eran muy frecuentes y hace sólo unos días que hablamos por última vez para preparar una próxima visita a Madrid de Jacques Rogge. El actual presidente del COI, que estaba ayer en Budapest, ya tenía conocimiento de la triste noticia y me transmitió su pesar y su intención de desplazarse a su entierro.
Ha desaparecido un buen amigo y un gran deportista, ya que fue también olímpico en equitación. Y, fundamentalmente, un gran señor del deporte.
