_
_
_
_
_
Salt Lake City 2002 | XIX JUEGOS OLÍMPICOS DE INVIERNO

'El problema es el tiempo'

Receloso ante una posible nevada, Muehlegg busca hoy, en los 50 kilómetros, su tercer oro

'Estoy bien. Todo está preparado: lo físico, lo mental y el material. El problema es el tiempo', dice Johann Muehlegg, el esquiador español de origen alemán que aspira hoy (17.30, La 2), en los 50 kilómetros estilo clásico (esquís en paralelo), a su tercera medalla de oro en los Juegos, la que convertiría sus hazañas en una leyenda difícil de igualar. No en vano ya ha mejorado en esta cita todos los logros españoles en las anteriores: el oro de Francisco Fernández Ochoa en Sapporo 72 y el bronce de su hermana Blanca en Albertville 92, ambos en el eslalon. Pero es que, además, sería el único español con tres títulos olímpicos, por delante de los regatistas Theresa Zabell y Luis Doreste, que llevan dos.

Muehlegg, un estajanovista, pretende tenerlo todo bajo control. Es un profesional al que sólo le interesa su trabajo: 'A mí no me importa lo que digan. Yo me concentro en mi labor. Sólo me interesa el deporte en la pista'. Por eso lo único que no puede controlar, las circunstancias meteorológicas, le obsesiona: 'No hará sol. Me preocupa cuánto vaya a cambiar el tiempo y si nieva mucho o poco. Me gustaría una pista dura, no blanda, mejor para los noruegos'.

Porque éstos son siempre rivales a tener en cuenta. Ahí están Frode Estil, que lleva tres medallas, dos de plata y una de oro en relevos; Anders Aukland y Erling Jevne. Y también, el sueco Per Elofsson, que corre el riesgo de irse de vacío cuando vino como el número uno. 'Pero el más peligroso, con el austriaco Mijail Botvinov, quizá sea Anders Veerpalu, el estonio', reflexiona Juanito; 'ganó los 15 kilómetros aquí y también los 30 en los Campeonatos del Mundo de Lahti 2001, siempre en estilo clásico'.

La maratón del esquí, en efecto, se disputa esta vez en el estilo clásico, que no le va tan bien a Muehlegg como el libre (esquís en cuña, patinando), con el que triunfó en Lathi en una exhibición de calidad y resistencia, pues las temperaturas rondaron los 20 grados bajo cero. El frío no será tan duro aquí, pero sí el terreno. Y a él sí le va su explosiva gran forma, como ya demostró en los primeros 10 kilómetros (clásico) de la persecución. Porque, si en tan poca distancia fue el mejor, ahora que es quíntuple podrá imponer aún más sus dotes de maratoniano nato.

El circuito, al que habrá que dar tres vueltas, tiene 16,7 kilómetros y cotas de 1.740 metros, con subidas tremendas que sólo un superman entrenado en altitud como Muehlegg puede resistir. Como de costumbre, tiene prevista su táctica: 'No, no atacaré tan pronto esta vez. Lo importante en una carrera tan larga es esquiar técnicamente bien y con el mismo ritmo porque se gastan muchas calorías'. Para recuperarse tomará agua con glucosa, sales y cafés cada 5.000 o 6.000 metros.

Algo fundamental, relacionado con el tiempo, volverá a ser la elección del material: los esquís apropiados si la nieve es recién caída, más blanda, o la denominada transformada, que lleva más horas y cuyas propiedades varían según la temperatura y la humedad. Y, aparte de los esquís, con la flexibilidad apropiada, quedará aún otro detalle clave: el de las ceras para el deslizamiento. Toda una obra de orfebrería para que Muehlegg ponga luego, según sus propias palabras, su motor turbodiesel.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_