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Tribuna:MOVIMIENTO ANTIGLOBALIZACIÓN
Tribuna
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Contra la criminalización de la desobediencia

En el reciente Congreso del PP, Aznar advertía de que su máximo interés era dejar un claro legado ideológico. Por si faltaban pistas, la represión contra los inmigrantes en Almería y en Málaga pone de manifiesto la intención del PP de poner límites al sistema político con una clara represión de la protesta, criminalización de las personas que participan en ella y suspensión de las libertades. O sea, nuestro particular Guantánamo.

El Ministerio del Interior advierte de que más de 4.000 violentos llegaran a Sevilla para la cumbre europea. La policía y la Guardia Civil realizan, ante las cámaras de televisión y prensa por primera vez, ejercicios de pre-calentamiento (maniobras antidisturbios) donde ensayan una variada gama de utensilios disuasorios; cargas, tanquetas, caballos, botes de humo, perros policías... La Diputación Provincial de Sevilla niega alojamiento a los foros alternativos. El alcalde de Sevilla anuncia que los violentos no serán bien recibidos. No hay día desde hace ya algunas semanas que no aparezcan noticias previniéndonos contra las supuesta hordas violentas que invadirán Sevilla en junio de este año con motivo de la Cumbre Europea que pondrá fin a la Presidencia española marcada por una agenda centrada en el terrorismo y la inmigración en su aspecto gubernativo (por cierto, ¿para cuando la Europa social, la constitución europea, el papel de las regiones y la contribución europea a un mundo más justo?). Se está creando un caldo de cultivo y un clima similar al de Génova, donde meses antes ya se estaba preparando, por parte de la policía y el Gobierno, el campo de batalla contra el movimiento crítico con la globalización neoliberal.

¿Qué se pretende con esta alharaca histérica? Varios objetivos políticos: predisponer a la población contra los movimientos alternativos, silenciar la crítica y las alternativas al actual modelo de construcción europea, criminalizar a toda voz disidente que vaya mas allá de lo políticamente correcto. Después del 11 de septiembre, la lógica política vuelve a ser muy simple: conmigo o contra mí. Si en Génova no sabían cómo responder sino con la violencia y anduvieron a la defensiva. En Barcelona o Sevilla ya tienen clara la respuesta, una simple ecuación que dice: alternativo igual a criminal, terrorista, violento.

Pero lo cierto es que una nueva generación de militantes sociales ha comenzado a irrumpir en los espacios de acción colectiva y de la política a partir de las movilizaciones contra la globalización neoliberal y que se ha extendido hasta la lucha contra la LOU en las universidades. Esta nueva forma de desobediencia se ha venido generando en las ONG, en luchas y movimientos sectoriales, en canales de expresión y comunicación alternativo. Miles de jóvenes han accedido por vez primera al activismo social y político y ha empezado a percibir directamente la resistencia y la perversidad de los poderosos.

¿Son violentos? Resulta una burla cruel en un mundo donde millones de personas mueren víctimas del hambre o de la guerra, denominar violento a quien simplemente es un desobediente, alguien que no desea que su lucha sea inútilmente encajonada dentro de un tipo de protesta domesticada. Frente a esta domesticación los movimientos antiglobalización han redescubierto formas de acción colectiva e individual autónomas y creativas cercanas a la desobediencia civil y a la resistencia pacífica y no a la estúpida violencia, que no es la partera de la historia sino la criada de la desdicha.

El ejemplo de Seattle o de Génova no debe cundir, las alternativas de Porto Alegre no deben abrirse paso, ésta es la consigna de la política de lo peor. La esperanza de 'Otro mundo es posible' debe estrellarse contra el muro de criminalización y miedo. No es a los violentos a los que temen sino a los desobedientes. No son los disturbios, que a veces la misma policía provoca, lo que inspira pavor, sino la capacidad crítica e innovadora de los movimientos sociales. No es el terrorismo lo que combaten sino el pensamiento y la acción libre. No es la violencia sino la alternativa y la imaginación lo que los poderosos detestan.

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La consigna y el guión de la criminalización cercena el debate más democrático: la posibilidad de los pueblos de construir y debatir su futuro. Por eso es preciso denunciar la maniobra, debatir y manifestarnos libre y pacíficamente para no acabar como un cadáver dotado de palabra, políticamente correcta, diciendo siempre sí y asintiendo a todo aquello que, como decía el viejo Marx, la lógica prohíbe y la policía autoriza.

Francisco Garrido es portavoz de Los Verdes de Andalucía y Concha Caballero es diputada de IU LV CA en el Parlamento de Andalucía

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