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Joan-David Grimà Terré | Perfil

El enlace móvil del SCH

Vivió en la sombra el largo conflicto accionarial de Airtel, defendiendo los intereses del BSCH, y ahora le toca encabezar la nueva etapa de Auna para vigilar la inversión del renovado SCH, que acaba de tomar el control del grupo. Joan-David Grimà Terré es la persona elegida por Emilio Botín para poner orden en el segundo grupo de telecomunicaciones español, tras la salida apresurada de Telecom Italia.

Grimà ha sido siempre (o, al menos desde 1993) un hombre del Santander Central Hispano, del que ha sido responsable sucesivamente de la división financiera y de control, la auditoría y, finalmente, de todo el área industrial del grupo.

Catalán de Sabadell de 48 años, tiene tres hijas y está casado con una madrileña, a la que conoció en Olot (Girona), circunstancia a la que concede gran importancia. Su pasión es el Barça, aunque recuerda con nostalgia los tiempos de las cuatro ligas seguidas del dream team de Cruyff. Con todo, dejó de asistir a un estadio el día en el que, clamando por el club de sus amores, le mandaron callar desde la grada un grupo de aficionados del equipo rival. Su otra gran pasión es el golf, aunque su ocupada agenda sólo le permite dedicarse a este deporte en agosto. 'El resto del año, mi hándicap baja bastante'.

La formación teórica de este doctor en Económicas es sólida tras pasar por las universidades de Barcelona, Baylor y Harvard. Comenzó a entender las preocupaciones de la empresa en la década en la que trabajó para McKinsey, y sucesivos destinos en Nueva York, Lisboa y Londres. Tras llegar a ser socio de la consultora, fue responsable europeo de la práctica de fusiones.

Esta experiencia le será de mucha utilidad en su nueva tarea al frente de Auna, que, al fin y al cabo, es una fusión de empresas: Retevisión, Amena, eresMas y operadores de cable como Madritel, Supercable, Able, Menta y Canarias Telecom.

Una vez que se produzca el relevo, Grimá no tendrá mucho tiempo para el aterrizaje. Encima de la mesa le esperan dos asuntos de extremada urgencia: la venta de Quiero TV, el canal de televisión de pago cuyo reguero de pérdidas amenaza con lastrar los resultados del grupo, y conseguir la refinanciación que asegure los proyectos de telefonía fija e Internet en los próximos años. Su experiencia como consejero de Antena 3 TV, y su presencia en los consejos de Dragados, Banco Vitalicio y Banco de Santiago, le serán muy útiles.

Pero más a largo plazo, puede que tenga que tomar una decisión en la que estará muy solo: la búsqueda de un socio extranjero que cimente el grupo llamado a ser la pesadilla de Telefónica.

SCIAMMARELLA

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