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Francia convoca para el 5 de mayo unas presidenciales a cara de perro

La fecha decisiva es el 5 de mayo de 2002. Esto es lo pactado entre el primer ministro, Lionel Jospin, y el jefe del Estado, Jacques Chirac, para celebrar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia. Ninguno de los dos es aún candidato, pero todo el mundo político cuenta con que ambos se disputarán el sillón del Elíseo tras una primera vuelta, el 21 de abril, a la que concurrirán otros muchos aspirantes. Las legislativas han sido fijadas para el 9 y el 16 de junio, tal y como deseaba Jospin, que batalló durante el semestre pasado para anticipar las presidenciales.

Francia entra así en una campaña interna encarnizada, marcada ahora por agudas tensiones sociales. El Gobierno de Jospin ha tratado de atajar las protestas -principalmente de funcionarios públicos- con promesas que se elevan a 6.800 millones de francos (172.000 millones de pesetas); 'un cheque sin fondos', grita la oposición de derechas, hasta hace dos días silenciosa sobre una rebelión social tan significativa como la protagonizada por policías y gendarmes.

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Nada indica que la batalla esté decidida de antemano. El último barómetro Sofres-Le Figaro afirma que el 50% de los franceses confía en Chirac, frente a un 48% que desconfía. La cuota de confianza en Jospin aún es mayor que la de Chirac -52% confía en él, frente al 45% que desconfía-, si bien con tendencia a bajar. El Instituto Ipsos, en fin, opina que Chirac cuenta con más opiniones favorables (55%) que Jospin (48%).

A la derecha, el líder de Unión por la Democracia Francesa (UDF), François Bayrou, mantiene su candidatura a las presidenciales, aunque se espera que sume sus votos a los de Chirac en la segunda vuelta, lo mismo que Alain Madelin, líder de Democracia Liberal (DL).

El ultraderechista Jean-Marie Le Pen figura en algunos sondeos con un sorprendente 10% de intención de voto, cuando apenas puede reunir las 500 firmas de cargos electos necesarias para presentarse, que le han llevado a primar cada una de ellas con 50.000 pesetas.

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En la izquierda, el presidente del Partido Comunista, Robert Hue, y el candidato de Los Verdes, Noël Mamère, anuncian severas condiciones para entenderse con el socialista Jospin de cara a la segunda vuelta.

Mientras tanto, el ex ministro Jean-Pierre Chevènement prosigue la precampaña sin revelar con quién pactará en la segunda vuelta, considerándose el auténtico tercer hombre en una carrera por las presidenciales en las que la única mujer con alguna posibilidad es la trostkista Arlette Laguiller, quien aspira a quedarse con el relicario de los decepcionados por casi cinco años de gobierno de la 'izquierda plural'.

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