Ausencia de diplomáticos españoles en una cita clave
La comunidad internacional está siguiendo muy de cerca la conferencia interafgana que se celebra en Bonn, la antigua capital alemana. Hay muchos intereses políticos, económicos y estratégicos en juego. Ésa es la razón por la que 18 países han enviado diplomáticos como observadores de las negociaciones. Ninguno de ellos es español.
La ONU, organizadora de la reunión, ha permitido asistir a todos los gobiernos que lo han solicitado, incluyendo al de Suiza, un país que no pertenece a Naciones Unidas. La delegación diplomática más importante corresponde a Estados Unidos, que ha enviado como responsable de la misión a James Dobbinf, un embajador curtido en zonas de conflicto como Bosnia-Herzegovina o Somalia. Como resulta obvio, Alemania se ha volcado en la organización de la conferencia y es muy probable que el canciller, Gerhard Schröder, asista a la firma del previsible acuerdo.
La ausencia de observadores españoles contrasta con el interés de los medios de comunicación nacionales por la reunión. Después de los grupos de alemanes y de estadounidenses, el colectivo de enviados especiales españoles es quizá el más numeroso de los desplazados a la antigua capital federal alemana. De los 1.200 periodistas y técnicos acreditados por el Gobierno alemán para cubrir la conferencia, aproximadamente una treintena trabaja para periódicos, radios o televisiones españoles. Este periódico no pudo localizar ayer a ningún portavoz de la Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores para recabar su opinión.
Los diplomáticos, que tienen acceso directo a los delegados afganos en el palacio de Petersberg, se han convertido en una fuente de información imprescindible para seguir la evolución de las negociaciones. Los periodistas no pueden entrar en el lugar de la conferencia, por lo que, en buena medida, dependen de la información que los diplomáticos de sus respectivos países les proporcionan en exclusiva.
