Los médicos piden más estudios de los fármacos con ancianos

El paciente anciano es el responsable del 62% del gasto farmacéutico y, sin embargo, la mayoría de los estudios sobre la eficacia y la seguridad de los medicamentos se realiza con jóvenes. Ante esta 'paradoja', los médicos de familia, que dedican la mitad de su tiempo a la población de la denominada tercera edad, solicitan una mayor representación del paciente anciano en la investigación clínica.

Así lo expuso el doctor catalán José Miguel Baena durante el XXI Congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEM-FIC), que reunió la semana pasada en San Sebastián a unos 4.500 profesionales. Entre el miércoles y el sábado, los médicos de familia, a los que les gusta definirse como 'especialistas en personas', pusieron sobre la mesa algunos de los temas que más les preocupan, haciendo especial hincapié en la atención al enfermo de cáncer, al inmigrante y al anciano.

Y es que el sistema sanitario no escapa al progresivo envejecimiento de la población en España. El doctor Baena sostuvo que el hecho de que la mayoría de los estudios con medicamentos se lleve a cabo con voluntarios 'jóvenes y sanos' explica, 'por ejemplo, que sigan sin conocerse bien los efectos farmacocinéticos y farmacodinámicos' en los ancianos o 'si los tratamientos reductores del colesterol consiguen disminuir los accidentes cardiovasculares' en las personas mayores, que, en muchos casos, están polimedicadas.

Es cierto también que tras la elevada afluencia de población anciana a la consulta de atención primaria existe con frecuencia algo más que enfermedades. 'Entre nuestros pacientes de edad avanzada hay personas con problemas de salud, pero que, en el fondo, vienen a la consulta buscando básicamente ser escuchados', corroboró Baena, para añadir que los médicos de familia se ven entonces obligados a asumir una 'labor social' con un paciente que, en realidad, 'se siente solo y no tiene con quién hablar'.

Mayor cobertura social

No dudó en afirmar que una mayor cobertura social 'reduciría considerablemente' el número de visitas de los mayores a los centros de salud, como ha ocurrido, según señaló, en países como Dinamarca o Suecia. Baena advirtió de que 'si nuestras autoridades no invierten más en recursos sociales, humanos y materiales, los médicos de familia estarán cada vez más colapsados para atender a la población anciana', que requiere más tiempo que el resto de los pacientes.

La creciente atención a pacientes inmigrantes es otro de los retos de los médicos de familia, que apuntan al idioma y a las diferencias culturales como las principales dificultades a la hora de tratar a este colectivo, que tiende a acumularse en aquellas consultas atendidas por profesionales que muestran un especial interés por conocer sus problemas, según destacó la doctora Carmen Guijo, que desarrolla su labor en La Rioja.

Según indicó, para proporcionar una atención de calidad a los pacientes inmigrantes son 'imprescindibles' estudios epidemiológicos que recojan sus riesgos de salud específicos, sus actitudes ante la enfermedad o en qué medida aceptan o rechazan los servicios de salud. La doctora manifestó que, en general, estos pacientes presentan las mismas patologías que el resto, aunque la mayoría de sus problemas de salud están ligados a su 'precaria' situación sociolaboral.Los médicos de familia defendieron también su importante papel en la lucha contra el cáncer y en el seguimiento de las personas que lo padecen. ¿Hay que decirles toda la verdad a los enfermos? Ante esta eterna pregunta, el doctor Manuel Millet, que trabaja en San Sebastián, abogó por el concepto de 'verdad tolerable', es decir, 'proporcionar al paciente información veraz sobre su enfermedad y su pronóstico en la medida que éste la solicite y la pueda asumir', pues, a su juicio, ofrece mejores resultados que la 'actitud paternalista' que ha predominado en España.