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El Gobierno belga convence a inversores privados para crear una nueva Sabena

Declarada la quiebra de la aerolínea con un pasivo de 400.000 millones

Gabriela Cañas

Sabena, la compañía aérea belga, nacida en 1923 y con un 50,5% de capital público, fue declarada ayer oficialmente en quiebra por la justicia del país, con una deuda próxima a los 400.000 millones de pesetas. Mientras el aeropuerto bruselense de Zaventem quedaba de nuevo casi paralizado, el primer ministro belga, Guy Verhofstadt, aludía al interés nacional y anunciaba el acuerdo de crear una nueva Sabena, más pequeña, con capital mayoritariamente privado de grandes empresas del país, para empezar a operar inmediatamente.

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Algunos analistas habían apuntado la idoneidad de aprovechar la crisis de Sabena para iniciar el camino de la 'desnacionalización' de las líneas aéreas europeas y consolidar el sector. El anuncio de Verhofstadt está, paradójicamente, en esa línea. Gracias al acuerdo obtenido, habrá capital de origen belga en esa nueva compañía, creada sobre la actual filial de Sabena, Delta Air Transport (DAT), que en el futuro tendrá las manos libres para negociar con otras compañías y formar parte de una red transnacional más importante, como explicó el ministro belga de Empresa, Rik Daems.

Porque el tiempo vuela, especialmente en este sector, que con Sabena ve morir por vez primera una compañía desde que los atentados del 11 de septiembre han agravado la crisis. La británica Virgin Express ya ha anunciado cuatro nuevos vuelos desde y hacia Bruselas a partir del lunes. En los próximos meses añadirá quince destinaciones suplementarias. Cancelados desde ayer todos los vuelos de Sabena (440 al día), los slots podrían ser aprovechados por la competencia, aunque DAT se aprestará, 'en las próximas horas', según Verhofstadt, a poner en marcha la nueva Sabena y cubrir parte de sus vuelos: los rentables a África, algunos a Estados Unidos y casi todos los europeos.

Vuelos suspendidos

Virgin, la compañía de Richard Branson, se apunta ya como una de las más interesadas en seguir negociando con la nueva Sabena. Con la que acaba de morir, el Gobierno belga no ha sido capaz de obtener acuerdo alguno, a pesar del interés demostrado por la propia Virgin, por British Airways, American Airlines y Lufthansa.

El anuncio de la creación de una nueva compañía de capital belga sólo aplacó ayer en parte los ánimos. Para Bélgica, la crisis de Sabena, que sobrevolaba sus cielos desde hace meses, es un desastre social, un seísmo sin precedentes, como señaló la ministra de Empleo, Laurette Onkelix. En el mejor de los casos, apenas la mitad de los 12.000 trabajadores conservará su empleo.

En el aeropuerto bruselense de Zaventem se sucedió ayer una actividad bajo mínimos y las manifestaciones de los empleados, que se debaten entre las lágrimas y el baile para olvidar la realidad. El último vuelo de Sabena con destino a Bruselas voló ayer desde Cotonu (Benin) vía Abidjan y llegó a Zaventem a las 11.30 de la mañana y su viaje fue registrado como histórico, por lo que decenas de 'sabenianos' recibieron a los pasajeros con canciones, vítores y nuevas lágrimas.

Protesta de trabajadores de Sabena, ayer, en el aeropuerto belga de Zaventem.
Protesta de trabajadores de Sabena, ayer, en el aeropuerto belga de Zaventem.REUTERS

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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