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Clinton defiende una globalización más justa para combatir la pobreza

El ex presidente de EE UU asegura que la antiglobalización está muerta tras el 11-S

El término antiglobalización está tocado de muerte tras los eventos del 11 de septiembre en Estados Unidos. El mensaje lanzado ayer por el ex presidente norteamericano Bill Clinton ante la Conferencia Internacional sobre Globalización, celebrada en Gante, centrado en la interdependencia de todos los países a la hora de hacer frente al problema de la pobreza, el terrorismo o las desigualdades, sirvió de puntilla final. El presidente de turno en la UE, el belga Guy Verhofstadt, defendió por su parte lo que denominó como la 'mundialización ética' para instaurar un sistema global más justo y responsable.

La última vez que Clinton estuvo en Europa, el panorama mundial era muy distinto: la comunidad internacional estaba sumida en las acciones contra la limpieza étnica en Kosovo, la OTAN se expandía a tres nuevos países -Polonia, Hungría y República Checa-, acababa de nacer el euro, se estaba reforzando la democracia en Rusia y la controversia sobre el proceso de globalización había crecido como nunca antes. 'Todo eso forma parte del pasado porque ahora tenemos otras urgencias', afirmó.

El ex presidente dijo que 'lo sucedido el 11 de septiembre es una manifestación de la globalización y de la interdependencia entre las economías de todo el mundo'. El problema del terrorismo debe analizarse, además, según él, desde un contexto más amplio. 'La pregunta clave para afrontar el nuevo siglo es hasta qué punto esta interdependencia es buena o mala para la humanidad y cómo queremos hacerlo para acercar más al mundo', añadió.

La controversia entre los efectos positivos y negativos de la globalización sigue estando sobre la mesa. Pero todo está cambiando a marchas forzadas entre la mente de los principales gurus de la mundialización a la hora de entender este proceso. El término mundialización se ha dejado ya para los extremistas y se ha impuesto el diálogo a la violencia en las calles de Génova, Seattle, Washington y Gotemburgo. La Conferencia celebrada ayer en Gante fue la muestra más clara de este nuevo proceso, en el que los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington han tenido un efecto catalizador vital.

'Lo que debemos conseguir es que cada persona tenga las mismas oportunidades para participar en la economía global y triunfar en ella', declaró ante los asistentes. Antes de los trágicos eventos en Estados Unidos, en el mundo coexistían cuatro elementos positivos -la economía global, las nuevas tecnologías de la información, las ciencias de la vida y la diversidad- y cuatro negativos -la pobreza, los problemas de salud, el deterioro del medio ambiente y el terrorismo-. 'La economía global debe estar ligada a la protección del medio ambiente, la erradicación de la pobreza y la democrática', declaró la vicepresidenta de ATTAC Francia, Susan George.

'El estado de inseguridad radical que se vive en el mundo tras los atentados debe combatirse removiendo las bases que están utilizando los terroristas para justificar sus acciones', dijo.

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