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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Segregación de Torremolinos

Cada 27 de septiembre, con motivo del aniversario de la segregación, el alcalde de Torremolinos realiza discursos impropios de una persona que, por su cargo, ha de buscar la convivencia y concordia entre los ciudadanos.

Durante el discurso del año pasado, el alcalde realizó afirmaciones del siguiente tenor: '...cada vez que salgan con esa infame falsedad, nos veremos en la obligación de decir que mienten y pretenden falsear algo tan sagrado como la historia de un pueblo (...) Los que prefirieron oponerse a la independencia de Torremolinos y traicionaron a su propio pueblo y por eso siempre serán traidores (...). Lo único para lo que pueden hablar es para reconocer su traición y pedir perdón (...). Una vez cumplida la obligación de poner algunos en su sitio, en el sitio de donde no deben salir, y de contar por primera vez a los más jóvenes y también a los numerosos nuevos vecinos (...). Cuál fue la verdadera historia de la fiesta que hoy celebramos, desearía que la alegría fuera la que presidiera la festividad de hoy...'. Extraña forma de invocar la alegría.

En parecidos términos ha discurrido el discurso del presente año. Sin embargo, los discursos del alcalde siempre omiten el hecho del que parte la historia de la segregación: en 1923, el Ayuntamiento de Torremolinos, a instancia y con la firma de una serie de vecinos, solicitó anexionarse a Málaga. En 1924, el Ayuntamiento de Málaga aceptó la solicitud.

Cada 27 de septiembre sufro un lapsus y creo estar en el País Vasco oyendo a un líder radical que, conseguida la independencia, ajusta cuentas y pasa factura. Tal lapsus resulta inevitable porque el discurso del alcalde y el de los líderes independentistas tienen muchas similitudes. Un concepto sagrado de la historia de los pueblos, la exclusión y el silencio de los discrepantes, la demonización de los diferentes, el calificativo de 'traidores' para los que no comparten sus posiciones y, sobre todo, buenas dosis de rencor.

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