Zabaltegi, sin un claro vencedor
La suerte ya está echada, y ciertamente ninguna de las dos últimas películas programadas en la sección paralela Zabaltegi, la no ya humilde, sino paupérrima producción franco-argelina L'attente des femmes de Naguel Belouad, que cuenta con esfuerzo y escasa fortuna la vida cotidiana de tres mujeres casadas con un despótico alfarero, y la hispano-mexicana El sueño del Caimán, de Beto Gómez, una fallida peripecia criminal ambientada entre Euskadi y México, contarán al final.
En un año de propuestas mucho menos interesantes que las que Donostia nos tiene acostumbrados en la exigente selección de nuevos realizadores -ha sido aquí, más aún que en la oficial, donde se ha apreciado la indigna competencia de Venecia-, no hay ningún filme que destaque con nitidez por encima del resto de los participantes para hacerse con el único premio: 25 millones de pesetas a repartir entre productor y director.
De entre lo visto, y si el jurado opta por mantener la tradición de premiar una película formalmente arriesgada, tal vez se pueda elegir entre tres títulos: Autrément, del francés Christophe Otzenberger, modesta película en el filo entre ficción y documental, que habla de las dificultades de reinserción de tres jóvenes condenados por tráfico de drogas con un estilo despojado, claro y éticamente preciso; la española Salvajes, de Carlos Molinero, en la que la mirada a una realidad de emigrantes, nazis y marginalidad corre pareja con un, en ocasiones, duro estilo de puesta en escena; y P.O.V. Point of view, del danés Tómas Gislason, una road movie con una búsqueda preciosista de un lenguaje propio y arriesgado.
Por el contrario, si se mueve en un terreno más convencional -cine de género, ciertos ganchos comerciales, un lenguaje visual de menor riesgo-, pero no por ello menos atendible, la elección parece más clara: Elling, película noruega de Petter Naess.
'Bolivia', premiada
Pero si el palmarés de Zabaltegi está aún por dilucidar, el que, por vez primera, premiaba la mejor película latinoamericana de la sección Made in Spain -el tercero de los premios dotados en metálico: un millón de pesetas- ya se dio a conocer ayer, y ha sido para Bolivia, de Adrián Caetano, negrísima y muy interesante historia de inmigrantes latinoamericanos en Buenos Aires.
