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Crónica:VUELTA 2001 | Cuarta etapa
Crónica
Texto informativo con interpretación

Botero llega de líder a los lagos

Zabel suma su tercera victoria y una caída en la llegada le cuesta el liderato a Millar

Carlos Arribas

A poco más de un kilómetro se juntaron a 70 por hora las apisonadoras del Telekom y del Mapei. Detrás de ellos, el caos. Ocurrió en la segunda fila, en la de los sprinters desvalidos, los que no tienen equipo y deben buscarse la vida, usar brazos y piernas, bailar con el riesgo. Necesitan hacerse un hueco, colocarse delante, aunque no sea para ganar, aunque sólo sea para ver de cerca la actuación estelar de Erik Zabel. Tantos voluntarios, tan arriesgados y tan torpes algunos. Caída espectacular. Media docena de ciclistas al suelo. Gritos de dolor. Detrás de ellos, juramentos.

Sólo 11 corredores llegaron sin problemas a meta: Horrillo, siempre delante, y Paolini, del Mapei, llevando a su rueda a Freire; Aldag, Elli y Hundertmark, del Telekom, con Zabel, y cuatro sprinters individuales: otro alemán, Teutenberg, un estonio, Tombak, un belga, Cretskens, y un madrileño de Villaconejos, donde los melones, David Fernández. Ellos disputaron el sprint más reducido de la historia. También uno de los más intensos y previsibles. No estaban los más insidiosos, el ágil canguro McEwen y el temido marrullero Leoni, por lo que Freire estaba casi en igualdad de condiciones con Zabel. El cántabro no necesitaba, pues, derrochar fuerzas para ganarse la rueda de Zabel. Podía concentrarse sólo en superarle en sus habituales 50 metros, cuando el alemán, que siempre sale antes, empezara a notar los efectos del viento de cara que le llegaba desde la playa de San Lorenzo. Zabel, entonces, dejaría de acelerar, y de su rueda surgiría imparable Freire. Así pareció, pero hubo un pequeño problema: el cántabro intentó adelantar al alemán por dentro, por donde no debía, pegado a las vallas, por donde cualquier hábil conductor nunca se deja superar. A Zabel le valió con un pequeño, casi imperceptible, cambio de trayectoria para cerrar la vía rápida al Freire que, de todas maneras, no era el Freire completo. La caída de la víspera le magulló pierna y brazo derechos, poca cosa, pero le dejó el cuello con una molesta tortícolis que no le permitía girar la cabeza hacia la derecha. Pero pudo ver por la izquierda cómo Zabel le impedía remontar. Protestó y levantó el brazo. Cuarta etapa, tercer sprint, tercera victoria de Zabel. Hoy no ganará, de todas maneras.

Todos los demás ciclistas, casi 200, perdieron tiempo. Algunos más que otros. Botero, el colombiano rápido y atento, el ciclista que lleva colgado el cartel más grande de favorito, tardó sólo 16 segundos más que los primeros en superar la barrera de ciclistas caídos. Aventajó el colombiano en cinco segundos más a todos los demás favoritos, a los Beloki, Galdeano, Heras y compañía. También al líder desde la primera etapa, al escocés David Millar, que sólo le sacaba un segundo. Hoy se suben los lagos de Covadonga, uno de los grandes clásicos de la Vuelta. Botero atacará el primer gran puerto de la ronda de líder, y con una buena ventaja. El corredor que asombró con su gran prestación en el prólogo ha seguido asombrando por su gran concentración y saber estar en el gran grupo. Tanto que ha ganado más tiempo sobre algunos rivales evitando caídas, cortes y contratiempos que en el mismo prólogo. Así, a Joseba Beloki, al que aventajó en 22 segundos en Salamanca, le saca ya 49 segundos, antes de empezar la montaña. A Igor, el otro del ONCE-Eroski, le saca 21s, 39s a su compañero Óscar Sevilla, y 57 segundos a Roberto Heras, quien ha perdido en los cortes 12 segundos.

Una imagen de la etapa de ayer.
Una imagen de la etapa de ayer.EFE

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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