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Reportaje:MOTOCICLISMO | Éxito español en el Gran Premio de la República Checa

Unas piezas de recambio decisivas

El 'noi de Seva' atribuye su escalada al nuevo material que le ha suministrado Honda

Cinco semanas de vacaciones para el piloto y unas milagrosas piezas de recambio para la moto son el orígen del cambio de rumbo de Àlex Crivillé en Brno, precisamente uno de los circuitos que mejores recuerdos le traen. Y en qué buen momento llegaron. Justo cuando se había agrandado el debate en torno a su futuro; cuando más de uno le empujaba hacia la retirada; cuando había tocado fondo después de caerse en Alemania y perderse la carrera anterior; cuando él mismo parecía desconfiar, sumergido en un mar de dudas, y cuando hasta sus jefes de Honda cuestionaban su capacidad para volver a ser el que fue.

En la República Checa tenía que ser. Allí donde el noi de Seva conquistó su primer título mundial, el de 125cc, en aquel lejano 1989 y donde se redescubrió como piloto en 1997, dos meses después de destrozarse la mano izquierda en Holanda. Aunque sólo ha logrado una victoria en los 500cc (1996) y otra en los 125cc (1989), Crivillé aprecía el circuito de Brno casi tanto como los de casa. Y desde ayer, más, porque fue escenario de su resurreción, de un retorno desde el infierno en que lleva instalado casi toda la temporada, con la excepción de su prestación en Jerez.

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Crivillé se reencuentra con la moto y el podio

Evidentemente, una pregunta nació en el momento mismo en que Crivillé celebraba, con lágrimas en los ojos y beso público a su novia, un éxito trascendente. ¿A qué se debe tan repentino e insospechado cambio? Para él, no hay duda. Las nuevas piezas para su moto, llegadas directamente desde Japón, han tenido la culpa de su mejoría. Fruto de sus repetidas quejas por el escaso rendimiento de su Honda NSR, que le ha obligado a ir más allá de los límites para intentar conseguir resultados decentes, los responsables técnicos de la firma japonesa accedieron finalmente a proporcionarle material nuevo, como el que hasta ahora parecía reservado al italiano Valentino Rossi, el líder del campeonato.

'No sé qué me han puesto porque todo es electrónico, pero la diferencia es grande', explicaba Crivillé el viernes por la mañana tras los primeros entrenamientos en Brno; 'enseguida me he encontrado a gusto con la moto y eso me ha dado mucha motivación, porque no es lo mismo tener que arriesgarse para luchar por el podio que hacerlo para quedar el séptimo o el octavo'.

Así, vuelve a ver el futuro de un color apetecible. Restablecido física y anímicamente también gracias a su nueva pasión por el mar, expresada este verano con una reparadora travesía en barco por el Mediterráneo, Crivillé vuelve a acercarse a su mejor versión. Y ya empieza a negociar su próxima temporada, aunque no está nada claro en qué equipo puede correr. De momento, se vuelve a sentir protagonista, aunque la victoria se le resiste desde Le Mans-2000.

El campeón mundial de hace dos temporadas parece en condiciones de volver a exigir un trato de candidato al título después de su mala actuación el año pasado, circunstancia que aprovechó Rossi para colocarse como número uno de la marca. El italiano realizó ya la puesta a punto de la moto y Crivillé quedó relegado a un segundo plano hasta que, después de caerse en Alemania, explotó y dijo: 'Denme una buena moto y verán como no me caigo, sino que alcanzo el podio'. Dicho y hecho.

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