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Los Reyes asisten como invitados de honor a la fiesta nacional francesa

En el desfile participaron batallones a pie de la Guardia Real española

Los actos de conmemoración del 14 de julio comenzaron a las diez de la mañana con la llegada del presidente Chirac a los Campos Elíseos quien, subido en un coche oficial, pasó revista a las tropas antes de iniciarse la parada militar. Los Reyes, invitados personales del presidente, fueron recibidos en la Plaza de la Concordia por el primer ministro francés, Lionel Jospin, y el ministro de Defensa, Alain Richard.

La demostración se abrió con la interpretación de piezas españolas por parte de la banda de música de la Guardia Real. A continuación, un piloto español, el capitán Jorge Farré Basurte, y dos franceses sobrevolaron las nubes a los mandos de los tres únicos aviones Mirage 2000 que participaron en el desfile aéreo: los otros 91 aparatos previstos no pudieron despegar por falta de visibilidad. Se quedó así inédito el birreactor Rafale, que iba a ser presentado por primera vez.

Tras el simbólico desfile aéreo comenzó la marcha de una fuerza constituida por 4.100 hombres y 500 mujeres, en su mayoría a pie, aunque también pasaron 250 carros blindados. Las tropas eran profesionales, salvo 31 reclutas, los últimos soldados forzosos que se ven en la fiesta nacional de Francia, que ha decidido terminar con este sistema de reclutamiento. Los batallones a pie de la Guardia Real abrieron la marcha, mandados por el jefe de esta unidad, el coronel César Muro Benayas. La presencia española se completó con el capitán Fernando Fondevilla, de la Guardia Civil, que desfiló con tropas de la Gendarmería francesa, de las que es profesor. Fondevilla desfiló vestido con el uniforme de la policía francesa, integrado en la unidad antiterrorista conjunta hispanofrancesa.

La unidad montada de la Guardia Real fue la estrella del desfile. No todos los días se ve en Francia el trote de 141 caballos de pura raza y otros 42 hispano-bretones -estos últimos para arrastrar las piezas de artillería-, de mayor tamaño y brío que las yeguas y caballos castrados montados normalmente por las unidades francesas. Junto a la tribuna de prensa, casi despoblada por el diluvio, el teniente Miguel Gallego dejó escapar una sola palabra -'impecable'- al paso de sus compañeros, mientras el presidente francés, Jacques Chirac, rompía a aplaudir junto con toda la tribuna de autoridades.

Asistieron también al desfile los ministros españoles de Exteriores y Defensa, Josep Piqué y Federico Trillo, este último listado en mano, para seguir bien el paso de las 50 unidades, en lo que constituye una de las paradas militares más importantes que se conservan en el mundo. El jefe del Estado Mayor de la Defensa, el almirante Antonio Moreno Barbera, y el jefe de la Casa del Rey, Fernando Almansa, se encontraban también en la delegación española.

El Rey, junto al presidente de Francia, Jacques Chirac, habla con el primer ministro Lionel Jospin (de espaldas).
El Rey, junto al presidente de Francia, Jacques Chirac, habla con el primer ministro Lionel Jospin (de espaldas).EPA
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