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Londres y Dublín redoblan sus esfuerzos para mantener vivo el proceso de paz en Irlanda del Norte

El proceso de paz en Irlanda del Norte empezó ayer una nueva cuenta atrás. Republicanos y unionistas, junto a los primeros ministros de Irlanda y del Reino Unido, Bertie Ahern y Tony Blair, empezaron dos días de reuniones conjuntas que pretenden desatascar la crisis desatada tras la dimisión del ministro principal de la provincia, David Trimble. Los primeros ministros pidieron a todos un nuevo esfuerzo para impedir que la crisis institucional ponga en peligro todo el proceso que desde hace tres años ha acallado las armas, casi por completo, en Irlanda del Norte.

Si no hay acuerdo ahora o antes del 12 de agosto, el proceso de paz saldrá malherido y la violencia puede volver. Los unionistas protestantes exigen a los católicos republicanos un gesto que simbolice la entrega de sus armas. Éstos reniegan de ese simbolismo y reclaman la reducción de las tropas británicas en Irlanda del Norte y la reforma de la policía. Londres parece dispuesto a hacer concesiones en la reforma policial para evitar el fracaso de las conversaciones.

'Tenemos que asegurarnos de que el proceso sigue adelante', proclamó Blair antes de que empezaran las reuniones en Weston Park House, un hotel de Staffordshire, en plena campiña inglesa, aunque no lejos de Birmingham, que sirvió de marco a una reunión del G-7, el grupo de países más avanzados del planeta.

'Hay que destacar lo mucho que se ha hecho ya y cómo funciona. Los grandes asuntos constitucionales ya se han resuelto, hay un Ejecutivo, una Asamblea, los organismos norte-sur que, desde luego, pueden y deben funcionar bien, y auténticos progresos para lograr que haya un trato equitativo para todos', explicó Blair. Y aseguró que hay conciencia de que ha llegado el momento de 'resolver los asuntos pendientes'.

Ahern pidió generosidad a todas las partes para resolver esos asuntos pendientes. 'Si en los próximos días todos trabajamos juntos y cada uno hace los sinceros esfuerzos que hicimos al negociar el acuerdo de hace tres años, creo que podemos llegar a una conclusión satisfactoria', señaló el primer ministro irlandés.

El líder de los republicanos del brazo político del IRA, el Sinn Fein, Gerry Adams, intentó poner presión para encarecer cualquier acuerdo. El proceso de paz atraviesa 'considerables dificultades', declaró, pero dio la bienvenida de su partido a las conversaciones. 'El proceso ha empezado a deteriorarse y hay que volver a ponerlo en los raíles', evocó.

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El unionista David Trimble, que dimitió de su cargo de ministro principal para aumentar la presión de Londres y Dublín a favor del desarme del IRA, denunció los desequilibrios con que a su juicio se está aplicando el proceso de paz. 'No hay excusas para los republicanos. Ellos aún no han empezado, y mientras otros han hecho grandes esfuerzos, ellos han hecho muy poco', señaló.

[La policía de Eslovaquia confirmó ayer que la semana pasada detuvo en el oeste del país a tres miembros del IRA.]

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