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Las fuerzas de seguridad argelinas abortan la gran manifestación bereber

La gendarmería bloqueó los accesos a Argel

Massinisa Guermah no pudo entregar ayer al presidente de la República, Abdelaziz Buteflika, el pliego con las reivindicaciones de los bereberes argelinos. La madre de la primera víctima mortal, a manos de la gendarmería, de la reciente revuelta de la Cabilia consiguió manifestarse en el centro de Argel, pero no logró ser recibida por el jefe del Estado.

Guermah fue uno de los pocos habitantes de la Cabilia que lograron llegar hasta la plaza del Primero de Mayo, pese a los férreos controles policiales dentro y fuera de la capital. La mayoría de los más de 5.000 delegados designados por los llamados comités de los pueblos y tribus de la Cabilia para desfilar por Argel y transmitir sus reivindicaciones a Buteflika no llegaron a pisar sus calles.

Casi todos los 400 autobuses que habían fletado fueron detenidos por la gendarmería en los controles que desde el miércoles por la tarde estableció en las principales carreteras que unen Argel con la Cabilia, una región oriental situada a un centenar de kilómetros de la capital y poblada por unos cinco millones de bereberes.

Sólo varios centenares de delegados regionales, que se habían desplazado de noche en coches particulares, lograron introducirse en Argel y concentrarse en una de sus plazas más emblemáticas. Las fuerzas antidisturbios les impidieron moverse de ahí.

A los manifestantes procedentes de la Cabilia se sumó un puñado de habitantes de Argel. Todos juntos coreaban eslóganes contra el 'poder asesino', al tiempo que exhibían banderolas negras en las que se podía leer 'Por una Argelia unida e indivisible'. Recalcaban así que los bereberes no son separatistas.

La manifestación de ayer había sido prohibida por el Ministerio de Interior para que no se reproduzcan los disturbios que tuvieron lugar el 14 de junio, después de que cientos de miles de bereberes, acaso hasta un millón, desfilasen por Argel. Ayer era además el 39º aniversario de la independencia de Argelia.

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Las barreras humanas formadas por los policías bloquearon cualquier movimiento de los manifestantes hacia la sede de la presidencia, a cuyo titular querían recordar que exigen la salida de la gendarmería de la Cabilia, el procesamiento de los miembros de las fuerzas de orden que utilizaron sus armas, indemnizaciones para los familiares de las víctimas mortales de la represión y asistencia médica gratuita para los heridos, así como la oficialidad de su lengua, el tamazight.

Tras seis horas de sentada en la plaza, los manifestantes optaron por disolverse pacíficamente, no sin antes anunciar a los periodistas la probable radicalización de la protesta.

'Si el movimiento se radicaliza', declaró Nurredin Mezala, 'que nadie intente acusarnos, porque la responsabilidad es del régimen que nos reprime'.

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