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Un barrio de aluvión que debe desaparecer antes de 2003

El vallecano Pozo del Huevo saltó a los titulares de los periódicos hace una década. Los planes de la Comunidad, entonces gobernada por el PSOE, de realojar a 312 familias de este asentamiento en el Ruedo de la M-30, un peculiar bloque de pisos sociales diseñado por el arquitecto Francisco Javier Sáez de Oiza en Moratalaz, levantó una marejada vecinal. Los promotores de las protestas argumentaban que estas familias del Pozo, un barrio formado entonces por precarias casitas bajas, aumentarían los problemas de delincuencia.

El PP en Moratalaz recogió firmas contra el realojamiento de estas familias 'de dudosa honradez'. 'Sin estudios de impacto sociológico, la Comunidad ha lanzado sobre Moratalaz la amenaza de una nueva inseguridad, unida a importantes riesgos para la salud individual y la estabilidad social', se leía en el folleto repartido por el barrio. Tras seis meses de protestas llegaron los primeros chabolistas.

El poblado no quedó desmantelado del todo y poco a poco volvió a crecer, hasta llegar a las 140 chabolas actuales, según los datos del Instituto de Realojamiento e Integración Social (IRIS). El Gobierno regional se comprometió el año pasado con las asociaciones de vecinos vallecanas a desmantelar este núcleo y realojar a sus habitantes en la legislatura que finaliza en 2003. Poco antes, los chabolistas recibieron una orden de derribo de la Gerencia Municipal de Urbanismo, que, pese a no fijar fecha de ejecución, les provocó una gran alarma. Por ahora han sido realojadas ocho familias.

Esta barriada de aluvión nació hace ya medio siglo. A ella llegaron inmigrantes del campo extremeño y andaluz, que, como en otros barrios cercanos, levantaron sus modestas casas bajas con sus manos. En los años sesenta y setenta, algunos vecinos fueron realojados en la UVA (Unidad Vecinal de Absorción) de Vallecas y las casas que dejaron vacías fueron ocupadas por familias gitanas. En 1990 se produjo el polémico realojamiento de 300 familias en el Ruedo y, tras su marcha, el núcleo volvió a repoblarse. A las casuchas encaladas del principio les sucedieron chabolas de tablas y tetra briks. Tras el derribo de los poblados de Los Focos (San Blas) y La Celsa (Puente de Vallecas), éste es el poblado chabolista más antiguo de la capital.

En la zona, además de los educadores del IRIS, prestan apoyo social las franciscanas Hijas de María (las más veteranas en el núcleo), Cáritas y el Movimiento Cuarto Mundo. De su medio millar de habitantes, 146 son niños en edad escolar, matriculados en colegios próximos; entre ellos, los dos hijos mayores del matrimonio asesinado.

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