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El obispo Vives, futuro copríncipe de Andorra como sucesor de Martí Alanís

El actual coopríncipe de Andorra mantendrá su cargo hasta su jubilación en 2003

Martí Alanís pasa a ser arzobispo tras permanecer 31 años al frente de su diócesis y ser, por tanto, copríncipe episcopal de Andorra, cargos que, sin embargo, ejercerá hasta su jubilación. La designación de arzobispo ad personam (a título personal) es una distinción honorífica que le concede el Papa 'por su labor pastoral como obispo de Urgell y copríncipe de Andorra'.

Los nombramientos se hicieron públicos ayer y los dos prelados hicieron acto de presencia en el palacio Episcopal de la Seu d'Urgell, sede del obispo y copríncipe de Andorra.

El nuevo arzobispo de Urgell mostró su satisfacción por el hecho de que 'todos los cabos están ya atados con el nombramiento de Vives', en clara referencia a sus responsabilidades como copríncipe de Andorra, país que había intensificado los contactos diplomáticos con el Vaticano para obtener la garantía de que no se produciría en ningún momento un vacío de poder en una de las dos máximas instancias del Estado, a las que corresponde sancionar las leyes. Monseñor Martí Alanís destacó que la decisión del Vaticano de corresponder su demanda de un obispo coadjutor facilitará el cambio de poder sin rupturas.

Martí Alanís expresó también su 'profundo amor a Andorra' y a sus particularidades. Andorra y el Vaticano son los dos únicos países del mundo que tienen a un obispo como jefe de Estado.

El que será sucesor de Martí Alanís, Joan Enric Vives, tenía encomendada en la diócesis de Barcelona la demarcación episcopal del Baix Llobregat, Penedès y Garraf. Vives ejerce como secretario de la Conferencia Episcopal Tarraconense y ha impartido clases de historia de la filosofía en la Universidad de Teología de Barcelona. Entre los numerosos cargos que ha desempeñado destaca su aportación como delegado episcopal en la ONG catalana Justícia i Pau, a lo largo de 15 años. Vives agradeció ayer al Papa el nombramiento, y aseguró que trabajará a partir de ahora con espíritu de aprendizaje y junto al actual copríncipe, asumiendo trabajo hasta que el traspaso de poderes no se haga efectivo, lo que podría tardar unos dos años. El obispo coadjutor deberá asistir en los próximos años al copríncipe en las tareas pastorales y como jefe de Estado. Trabajará con potestad ordinaria en los trabajos de la diócesis para conocer el obispado y el funcionamiento de las instituciones andorranas con las que, por otra parte, ha tomado contacto, puesto que tras su presentación ante la prensa, Vives se entrevistó ayer por la tarde con el jefe de gobierno andorrano, Marc Forné.

Forné valoró muy positivamente que se hayan tenido en cuenta las demandas de su país en el momento de hacer la designación: que fuera una persona que conociera de cerca la realidad andorrana y fuera sensible a ella. Vives conoce el país y su entorno, ya que mantiene una excelente relación con el actual obispo y copríncipe, a quien elogió en su trabajo de Estado a favor de la modernización de Andorra y en defensa de los derechos humanos.

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El nuevo obispo coadjutor no quiso ayer pronunciarse sobre el nuevo Código Penal andorrano, en fase de redacción, y tampoco quiso comentar la inminente entrada a trámite parlamentario de la ley de inmigración, denunciada ante el Tribunal Constitucional hace unos meses por ambos copríncipes.

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