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Reportaje:Torneo de Roland Garros | TENIS

Capriati persigue su Grand Slam

La campeona del Open de Australia se enfrenta a Clijsters, novata en estas lides

Mirando las estadísticas, la final femenina de Roland Garros ya está decidida. La estadounidense Jennifer Capriati lleva todos los números: ha ganado más torneos, posee un título del Grand Slam, suma más victorias en tierra batida, es la reina de París y se enfrenta a la belga Kim Clijsters, que nunca había superado los octavos de final en una cita grande. Sin embargo, los números sólo sirven de referente y a veces las circunstancias rompen los pronósticos.

Capriati ganó con autoridad el Open de Australia, en enero, derrotando a Mónica Seles, Lindsay Davenport y Martina Hingis. Su objetivo está claro: emular la gesta de Maureen Connolly (1953), Margaret Court (1970) y Steffi Graf (1988) de anotarse las cuatro competiciones del Grand Slam el mismo año. No es sencillo, máxime con lo que se ha igualado la cúspide del tenis. Pero sus resultados le acreditan como la única capaz de conseguirlo. En esta temporada ha vencido a las mejores. Sólo Venus Williams se le ha resistido: perdió ante ella la final de Cayo Vizcaíno, pero forzando las tres mangas y cediendo sólo en el desempate de la última.

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Capriati agranda su sueño

'Es como si me hubiera reencarnado', aseguró Capriati en su conferencia de prensa tras batir de nuevo a Hingis. Y es cierto. Nadie habría apostado por ella hace seis años, cuando presentaba un aspecto deplorable y estaba inmersa en una sociedad marginal tras abandonar por completo la raqueta. 'Me encanta estar ahora aquí porque eso demuestra que siempre hay una segunda oportunidad. Nunca es tarde para intentarlo', concluyó feliz.

En la final de París le aguarda una jugadora radicalmente opuesta a ella. Sus únicos puntos de contacto son los golpes desde el fondo. Clijsters y ella juegan bolas profundas, suben a rematar en la red si pueden y no renuncian a atacar. Pero la europea tiene un concepto del tenis distinto. A sus 18 años, no lo ve como una tabla de salvación: 'No es lo más importante en mi vida'.

Hija de Leo Clijsters, el mejor futbolista de Bélgica en 1988, comenzó a jugar a los cinco años. Diez más tarde ganó en Luxemburgo su primer título del circuito y ya totaliza tres. Y, como cualquier profesional, siente la pasión del triunfo en Roland Garros: 'Es un sueño. Haré cuanto pueda'. Es la primera belga que llega tan lejos. Hoy puede hacer leyenda.

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