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Reportaje:FÚTBOL | El Sevilla festeja su ascenso

Un sencillo viaje de regreso

El Sevilla celebra su vuelta a la Primera División satisfecho por los sorprendentes resultados de su forzosa política de austeridad

Sin exceso de ruido. Así, de la misma manera como ha transcurrido la temporada, pretende el Sevilla celebrar su regreso a la Primera División. Una vuelta de honor al Sánchez Pizjuán, la obligada visita a la Puerta de Jerez para celebrar el ascenso con la afición, una cena y punto. 'No soy partidario de balcones ni de ese tipo de cosas porque a la semana te están diciendo 'Caparrós vete ya....' Como a Cúper. El ascenso no es más que devolver al Sevilla al lugar que le corresponde y que teóricamente nunca debió abandonar', explicaba el entrenador del Sevilla, Joaquín Caparrós, cuando su equipo ya rozaba el ascenso. Declaraciones a la medida de la política de austeridad que ha seguido el Sevilla y muy del gusto de su presidente, Roberto Alés, quien hace ya varios meses descartó cualquier tipo de exceso en caso de tener algo que festejar a finales de temporada.

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Y es que quién le iba a decir al Sevilla que apenas un año después de la debacle deportiva que le devolvió a Segunda División iba a estar celebrando la recuperación de la categoría. Quién le iba a decir a los aficionados que celebrarían el segundo ascenso a Primera de los últimos tres años cuando el mismo consejo de administración del club hacía cuentas y vaticinaba una dura y larga travesía por los campos de Segunda debido a que la preocupante situación financiera del club obligaría a confeccionar una plantilla de circunstancias... Así, instalado en el realismo al que inequívocamente le conducían los números rojos, inició el Sevilla su obligada recomposición.

El primer paso que dio el consejo fue nombrar a su ex portero Ramón Rodríguez Verdejo, Monchi, director deportivo del club. Después se buscó al hombre idóneo para ocupar un banquillo que en las últimas temporadas parecía estar electrificado. Se buscaba la experiencia y la identificación con el proyecto marcado por la austeridad que se comenzaba a perfilar. Joaquín Caparrós, sevillista confeso, fue el elegido. Monchi le define: 'El ideal de cualquier club, un entrenador poco exigente y muy trabajador. Buen psicólogo. Mezcla bien la autoridad con la amistad y cercanía a los jugadores'. Con los dos puntales técnicos en su puesto comenzó la reconversión en el vestuario.

Doce jugadores fueron dados de baja. Algunos como Marchena (Benfica), Jesuli (Celta) o el griego Tsartas (AEK) contribuyeron con su marcha a reanimar la mortecina situación financiera del Sevilla, que por entonces acumulaba una deuda que rondaba los 5.500 millones de pesetas y que aún no baja de los 4.000. Con 200 millones de presupuesto para fichajes, Monchi y Caparrós trajeron a una docena de jugadores que se ajustaban al perfil que habían trazado: trabajadores con experiencia en Segunda y cuya adquisición se aproximase lo más posible al coste cero. Notario, Olsen, Pablo Alfaro, Tevenet, David Castedo, Fredi, Casquero, Míchel, Diego Ribera, entre otros, completaron una plantilla que también se nutrió de la cantera y que ha tenido en Gallardo el máximo exponente de su reconocido potencial.

El propio Monchi reconocía la pasada semana que el equipo técnico ha sido el primer sorprendido por el rendimiento de una plantilla que, 'aunque confeccionada para luchar por las primeras plazas de la categoría, nadie imaginaba que fuese a lograr los objetivos con tanta claridad'.

Y salvo obligadas excepciones, todos han tenido su momento durante la temporada, algo de lo que siempre se ha mostrado orgulloso Caparrós, quien achaca la solidez y regularidad mostrada por el Sevilla a que toda la plantilla 'desde la pretemporada en Isla Canela' se ha implicado en conseguir el objetivo del ascenso, 'y lo de menos ha sido el nombre de quien jugaba'. Una plantilla que ha respirado durante toda la temporada un ambiente de unidad y cohesión que los técnicos destacan como fundamental en la consecución del ascenso y que el director deportivo, Monchi, agradece especialmente a los veteranos: 'Pablo Alfaro, Prieto, Loren II y Taira'.

La regularidad del equipo la certifican las cifras de la temporada: 40 partidos jugados con un saldo de 22 victorias (14 en casa), 10 empates y ocho derrotas (sólo una en casa). Otro factor decisivo para la consecución del ascenso ha sido la magnífica campaña que ha realizado el Sevilla en el Sánchez Pizjuán, cuya entrada media no ha bajado de los 25.000 aficionados. 41 goles a favor por 15 en contra, seis empates y una sola derrota, lo que convierte al equipo de Caparrós en el mejor conjunto local de la Segunda División. Y es que a la labor de los titulares habituales -Notario, Héctor, Prieto, Pablo Alfaro, David Castedo, Gallardo, Casquero, Tevenet, Fredi y Olivera- hay que sumar la eficiencia mostrada por la mayoría de los suplentes cuando les ha tocado suplir la ausencia de algún compañero fijo en la pizarra de Caparrós.

Quizá los casos más significativos hayan sido los del uruguayo Inti Podestá y el madrileño Míchel. Tras superar una grave lesión que la mantenía apartado desde la pasada temporada, Podestá ha reaparecido justo cuando el juego de su equipo más lo necesitaba para paliar su paulatina pérdida de gas. Aunque discutido por su alocada manera de interpretar el fútbol, el centrocampista uruguayo ha sido pieza clave en el segundo tramo de la Liga.

Lo mismo que ha ocurrido con Míchel, el apuntilla equipos. El delantero madrileño ha conseguido sacudirse de encima la fama de jugador tronco que le persigue gracias a sus determinantes actuaciones en instantes decisivos de los partidos. Si había que atajar un encuentro por la vía rápida nadie mejor que Míchel. Así lo demuestran los siete goles que ha conseguido y que le convierten en el segundo goleador del equipo tras el idolatrado y controvertido Nicolás Olivera, su filosofía reggae y sus 15 dianas.

¿Funcionará la política de austeridad en el futuro, en Primera División? No se sabe, pero el Sevilla lo comprobará en los próximos meses. El ascenso era condición necesaria pero no suficiente para la supervivencia económica del club. Otro año en Segunda, sin apenas ingresos televisivos, habría sido muy difícil de superar por la institución; pero el cambio de categoría tampoco garantiza la recuperación financiera.

Monchi reconoce que, si llegan, escucharán ofertas por los jugadores más destacados de la temporada: Olivera, Gallardo, David o Casquero; que la política de cantera tendrá que seguir siendo una fuente de ingresos más que de éxitos deportivos; y que la plantilla del próximo año se formará, en gran medida, con descartes de equipos más importantes y jugadores cedidos. La economía de guerra sigue vigente en un equipo que, pese a la euforia del ascenso por la que se han dejado llevar sus aficionados, está dirigido por un grupo de profesionales que saben que la fiesta no deja de ser un oasis en la larga travesía del desierto económico en el que vive inmerso el Sevilla.

Aficionados del Sevilla en el Sánchez-Pizjuán.
Aficionados del Sevilla en el Sánchez-Pizjuán.GARCÍA CORDERO

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