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La estrella de Bob Marley, rey del 'reggae', brilla 20 años después de su muerte

Se editan 18 discos y un recopilatorio como homenaje al músico jamaicano

Diego A. Manrique

Bob Marley tenía estrella. Su vida se apagó hoy hace 20 años; él tenía 36, pero su estela no sólo no ha decaído, sino que cada día es más brillante. Es el definitivo rey del reggae. Para muchos un rey y un dios, también un revolucionario, un inconformista, hasta un mártir. Para otros, una inagotable mina de oro. Sus discos representan el 50% de la música de reggae vendida en el mundo. Con motivo del vigésimo aniversario de su muerte -a causa de un cáncer-, se ha empezado a lanzar una colección de 18 discos, algunos con valiosas grabaciones desconocidas.

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Lo saben los viajeros con afición a los rincones perdidos, lo han interiorizado los pinchadiscos que tienen que contentar a públicos multirraciales: Bob Marley es el único músico amado por todos, el personaje cuya imagen se venera en los cinco continentes. Con Bob Marley, el reggae pasó de ser un incomprendido ritmo jamaicano a transformarse en una música universal. De matute, aquella música soleada llevaba una religión y una filosofía vital, el rastafarianismo, que incluso se ha infiltrado en el Primer Mundo. El prodigio debe multiplicarse por dos.

Uno de los lanzamientos que conmemoran el vigésimo aniversario de la muerte de Marley explica la operación que le transformó en la primera superestrella de la llamada world music. Se ha reeditado Catch a fire, el primer disco internacional de Bob Marley & The Wailers en un doble CD que contiene el elepé tal como se difundió en 1972 y la versión jamaicana, nunca publicada, con el añadido de dos temas inéditos y abundante documentación.

Fue una intuición de Chris Blackwell, fundador de Island, por aquel entonces una de las compañías punteras del rock británico. Blackwell ya había editado en el Reino Unido algunos sencillos jamaicanos de The Wailers y sabía de su potencial. Se enteró de que estaban en Londres, sin dinero, y se apresuró a plantearles una operación insólita: Blackwell, compatriota de piel blanca, quería aproximarles al público del rock, que había paladeado el reggae -y visualizado su medio social- a través de la película The harder they come (en España, Caiga quien caiga). En realidad, la oferta les llegó de rebote: Blackwell pretendía lanzar a la estrella de la película, Jimmy Cliff, pero éste había preferido otro contrato discográfico. Marley, Peter Tosh, Bunny Livingston y los hermanos Barrett firmaron. Blackwell canceló sus deudas, pagó sus pasajes y les adelantó 4.000 libras esterlinas para que grabaran en Kingston todo un elepé. Una audacia: el reggae se expresaba en sencillos que generalmente contenían una sola canción, a la que se añadía su versión dub, y se desconocía el concepto de disco de larga duración como soporte creativo.

La esencia

Pero Marley entendió la jugada: había viajado, con temporadas en Estados Unidos y Suecia; respetaba a artistas como Bob Dylan, que se expresaban por medio de elepés. Los Wailers usaron los mejores estudios de la isla para registrar una variada colección de canciones que iban desde la denuncia del colonialismo hasta el erotismo tropical. Con el conocimiento del grupo, esas cintas fueron adornadas por Blackwell, que sumó solos de guitarra, percusión, teclados y coros. Más que endulzar el áspero reggae original, lo que se hizo fue enriquecerlo sin traicionar sus esencias.

Publicado en 1973, Catch a fire se vendió inicialmente con una funda que imitaba a un encendedor Zippo, un envoltorio caro y engorroso que pronto sería reemplazado con una portada convencional, con una foto de Marley fumando uno de esos porros enormes, al gusto rasta. Quedaba así establecida la relación entre reggae y marihuana. Y se comenzaba a destacar a Bob Marley, que paulatinamente se quedaría solo, al frente de unos Wailers a sueldo.

Faltaban tres o cuatro años para que Marley fuera aclamado por el público anglosajón. Lo consiguió gracias al patrocinio de admiradores como Eric Clapton, el apoyo incondicional de Island Records y extensas giras. Curioso: a pesar de ser inspeccionados en todas las fronteras, Marley y sus músicos siempre contaron con reservas de ganja, su sacramental hierba jamaicana. El hecho de que aduaneros y policías nunca lograran localizar el contrabando es otro de los grandes misterios, como el intento de asesinarle, que convirtieron a Bob Marley en un mito viviente.

Bob Marley.
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