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Columna
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¿Qué hay detrás?

Después de leer el artículo del señor Ferran Toutain Lo que hay detrás (EL PAÍS, 25 de abril), desearía hacer algunas puntualizaciones. Primera. Dice el señor Toutain: 'Si es verdad, como dice un personaje de Bioy Casares, que 'la gente a nada quiere tanto como a sus odios', Joan de Sagarra es uno de los seres con más querencias de todos cuantos ha visto nacer este país'. Señor Toutain: yo no he nacido en este país (París, 8 de enero de 1938), así que deje tranquilo al país, que no tiene ninguna culpa de mi nacimiento.

Segunda. El señor Toutain dice que profeso un odio 'público y notorio' hacia el señor Salvador Oliva. Señor Toutain: no tengo el gusto de conocer al señor Oliva, como tampoco lo tengo de conocerle a usted. Es decir, que jamás he tomado una taza de café o una copa ni con el señor Oliva ni con usted. Le reto, señor Toutain, a que me muestre usted un artículo, o una frase del mismo -durante cerca de 40 años de periodismo, en este país-, en la que se ponga de manifiesto mi odio - 'aversión hacia alguna cosa o persona cuyo mal se desea', como reza el Casares- 'público y notorio' hacia el señor Oliva.

Tercera. Escribe el señor Toutain: 'Oliva cometió la ofensa de traducir al catalán la obra dramática completa de Shakespeare, que en buena parte ya había traducido Josep Maria de Sagarra'. Es decir, mi padre. Y sigue el señor Toutain: 'No debió hacerlo mal del todo, pues sus versiones se han representado con éxito en más de una ocasión, y parece claro que detrás del odio de Sagarra está lo que no ha llegado a percibir su bolsillo de heredero'.

Señor Toutain: Contrariamente a lo que usted pueda pensar, yo me alegro, al igual que usted, de los éxitos obtenidos por el señor Oliva con sus versiones de Shakespeare, pero he de confesarle que mi bolsillo de heredero no se ha resentido de los mismos. Y es que yo no tengo la culpa, señor Toutain, de que directores como Lluís Pasqual, Calixto Bieito, Mario Gas, Ferran Madico, Ariel García Valdés, Carme Portaceli, Ramon Ribalta, Sergi Belbel, Elena Pimenta..., pudiendo elegir entre las versiones del señor Oliva y las de mi padre hayan escogido las del segundo.

Señor Toutain: Usted habla de dinero, de mi dinero de heredero. Pues bien, sepa usted que algunos de los mejores actores y actrices del teatro catalán han interpretado retazos de las versiones shakespearianas de mi padre sin que yo les cobrase un solo duro; y sepa usted que si mañana, en Gratallops o en Mollerussa, una compañía de aficionados -que es de donde surgió el teatro catalán- representa una versión firmada por mi padre del teatro de Shakespeare, o una obra original suya, yo no cobro un solo duro. El dinero es para los cómicos. Llame usted, señor Toutain, a la Sociedad de Autores y le darán más detalles sobre el particular.

Cuarta. Dice el señor Toutain que el señor Oliva ha demostrado 'con claridad' que mi padre tradujo a Shakespeare 'de las versiones francesas'. ¿'Con claridad', de las veintitantas traducciones de las obras de Shakespeare que hizo mi padre? Primera noticia. Mire, señor Toutain: mi padre tradujo a Shakespeare del inglés -pongo a su disposición los volúmenes de la edición crítica de Shakespeare con los que trabajó mi padre, con notas, suyas, al margen de la página-, y, al mismo tiempo, consultó ediciones catalanas, castellanas, francesas e italianas del teatro de Shakespeare. Mi padre, señor Toutain, era un enamorado de Shakespeare, al que siempre leyó en inglés. Siempre viajaba con una edición de su teatro, preciosa, en papel biblia, que hace años regalé a mi buen amigo Josep Maria Carandell. Llámelo, que muy gustosamente se la mostrará.

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Quinta. Señor Toutain: Yo escribí mi Horma sobre Lluís Bonada -Víctor Ripoll, el terror de la 'cultureta'- no por odio hacia el señor Oliva, sino como homenaje a mi amigo Lluís Bonada, un tipo curioso, muy curioso, en el periodismo literario de este país, literariamente tan correcto.

Y si usted, señor Toutain, se toma la molestia de volver a leer detenidamente 'con claridad' mi escrito, comprobará que los tiros no iban contra el señor Oliva -que puede que sepa inglés, pero que en su traducción de la Alicia de Carroll, primera edición y edición revisada incluidas, no lo parece-, sino contra la traducción que la señora Assumpta Camps hizo del Zibaldone leopardiano, auténtico escándalo, aquí y en Italia, donde se hallan implicados ilustres personajes de las letras catalanas -yo los mencioné- y hasta un alto cargo del Departamento de Cultura de la Generalitat al que también mencioné.

Por último, señor Toutain, me pregunto por qué habla usted de mi odio, de mi bolsillo de heredero y menosprecia la labor de mi padre. ¿Es que acaso el señor Oliva no sabe defenderse él solito? ¿Qué hay, señor Toutain, detrás de su escrito Lo que hay detrás?

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