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Liga ACB | BALONCESTO

El Pamesa frena al Madrid

El conjunto de Casimiro se impone a cuatro décimas de segundo del final

El Pamesa y el Madrid cambiaron ayer los papeles en Valencia. El conjunto de Casimiro, sumido en una crisis de resultados, resucitó con una victoria en el último suspiro ante el de Scariolo gracias a una canasta de Luengo a cuatro décimas de segundo del final. El Madrid hubo de bajarse, pues, de la nube en la que viajó hasta Valencia tras haber encadenado nueve triunfos consecutivos en la competición.

En todo ello tuvieron mucho que ver los rebotes ofensivos. Hasta 26 cazó el Pamesa, la mitad de ellos a cargo de un omnipresente Hopkins, ante la mirada impotente de los pívots madridistas, superiores en número, pero no en entrega bajo los aros.

Con un Rodilla acertado por fin en un encuentro importante, el Pamesa aceleró en los primeros minutos. El Madrid aguantaba la embestida confiado en su superioridad física y en su amplitud de banquillo. En el descanso eran 10 los madridistas que habían anotado por sólo cinco los valencianistas. No fue suficiente el apunte, sin embargo, porque el Pamesa redobló los esfuerzos tras el descanso, al que Madrid llegó boyante (36-43).

PAMESA 78| REAL MADRID 76

Pamesa: Rodilla (19), Álvarez (5), Luengo (7), Hopkins (22), Alston (16) -equipo inicial-; Millera, Maluenda (3), Durham (2), Pleuger y Burgos (4). Real Madrid: Raúl López (17), Lucio Angulo (6), Herreros (13), Meek (6), Struelens (6) -equipo inicial-; Djordjevic (6), Alberto Angulo (9), Milic (5), Zidek (2) e Iturbe (6). Parciales: 23-19, 13-24, 25-16 y 17-17. Árbitros: Betancor, Rosado y Bulto. No hubo jugadores eliminados. Unos 9.000 espectadores en el Pabellón de la Font de Sant Lluís de Valencia para ver el partido, de la 32ª jornada de la Liga ACB.

El grupo de Casimiro echó mano de la reserva de energías y el Madrid se dejó sacar el partido del bolsillo cuando más fácil lo tenía, tras sumar un parcial de 0-8 en el último cuarto que dejó al Pamesa tambaleándose. El equipo de Scariolo confió en la magia de Djordjevic para caminar tranquilo en los últimos instantes, pero el serbio estaba tocado y la fortuna premió al Pamesa.

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