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El Gobierno pide comparecer en el Congreso para explicar la adjudicación del AVE

Los sindicatos temen que la exclusión de Alstom derive en una crisis industrial y de empleo

El secretario de Estado de Infraestructuras, Benigno Blanco, será el encargado de dar las oportunas explicaciones. Precisamente, la presencia de Blanco en unas pruebas del modelo de Talgo en diciembre pasado levantó alguna suspicacia y motivó la invitación de Siemens y de Alstom para que probara también su tren.

La petición del Gobierno se produce apenas 24 horas después de la reunión del Consejo de Administración de Renfe, que decidió la adjudicación del contrato por 123.186 millones de pesetas. Ni el presidente de Renfe, Miguel Corsini, ni ningún otro alto cargo de la empresa ferroviaria comparecieron para explicar esta reunión. Por eso, fuentes que han participado en la negociación del contrato expresaron ayer su sorpresa por el hecho de que sea un responsable del Gobierno y no de la empresa adjudicataria el que explique el fallo del concurso.

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La presencia del Gobierno en todo el desarrollo del concurso ha sido muy relevante, puesto que a iniciativa del ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, se creó una comisión que ha evaluado e incluso negociado con los tres ofertantes, y fue la que elevó la propuesta definitiva al consejo. Según fuentes de la negociación, el criterio en principio era el de un reparto entre Talgo, Siemens y Alstom, pero a última hora se produjo un vuelco, que motivó intensos contactos de Corsini con los presidentes de las empresas ofertantes.

Por su parte, el comité de dirección de la multinacional franco-británica Alstom, la gran perdedora del concurso, se reunirá próximamente para analizar las consecuencias del fallo. Su exclusión no pone en peligro su presencia industrial en España, pero sí puede mermar proyectos como el centro mundial de alta velocidad. La posible entrada en el ofrecimiento de Siemens o de Talgo para compartir la fabricación de sus modelos se ve muy compleja, y la escasa cuantía de los dos contratos que quedan por adjudicar -regionales y con ancho variable por 19.000 millones- tampoco servirían como compensación.

A estas compensaciones se aferraba ayer el presidente del grupo parlamentario nacionalista, Xavier Trias, para abordar la cuestión con cautela. Trias pidió tiempo 'para leer la letra pequeña'. El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, no quiso pronunciarse sobre el impacto de la exclusión de Alstom, que había ligado sus planes en Cataluña al contrato del AVE.

Inquietud sindical

Los sindicatos ya han mostrado inquietud por el futuro de la fábrica de Alstom en Santa Perpètua de Mogoda, con 1.200 empleados. El secretario general de la UGT de Cataluña y empleado de Alstom, José María Álvarez, declaró ayer que el problema de fondo, más allá de un recorte del empleo a corto plazo, es la pérdida de peso de España en el mercado de la alta velocidad y una eventual paralización del centro de investigación y diseño que Alstom estaba preparando en la fábrica catalana, que supondría un centenar de empleos. El director general de Industria, Antoni Gurguí, intentó desdramatizar la cuestión excluyendo una crisis en la planta de Alstom, pero 'hubiera sido mejor que se lo hubieran dado', matizó.

Es la tercera noticia en pocos días que siembra inquietud en el Gobierno catalán, tras las críticas de la dirección de Seat a la competitividad de la industria del automóvil, con los interrogantes para la planta de Martorell, y el recurso contra el impuesto catalán sobre los hípers. 'De nuevo vemos la idea de España que tiene Aznar', señalaron fuentes de CiU.

Santa Perpètua esperaba como agua de mayo el contrato del siglo porque exporta dos terceras partes de lo que produce y no ve el modo de rentabilizar los 50.000 millones de pesetas invertidos en la compra y reestructuración de La Maquinista Terrestre y Marítima, a la que vió casi obligada cuando le adjudicaron los trenes del AVE Madrid-Sevilla.

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