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RICARDO LÓPEZ MURPHY

Un 'bulldog' con recetas de Chicago

El bulldog Ricardo López Murphy, como llaman en la intimidad sus colaboradores al nuevo ministro de Economía argentino, es un hombre que afronta las cosas a cara de perro. Con humor, no muy bueno y escaso, admite que si algo no va a lograr ya en la vida será cambiar su expresión de mastín al borde de la ira. Sabe que será carne y plato del día de los humoristas gráficos mientras le dure el cargo.

Dicen los militares que trabajaron con él en este último año que es 'decente, honesto, paciente, trabajador' y demás virtudes que complacen en general a todo el mundo y, en especial, a los uniformados. Además, usa pelo corto, bigote espeso y tiene altura y presencia física de fuerza armada en alto grado, no menos de coronel. No cuesta mucho imaginárselo en uniforme.

Casado, 49 años y con tres hijos que estudian en universidades privadas, vive en el barrio de Adrogué, al sur del Gran Bueno Aires. Pero el año pasado debió refugiarse en la residencia de los ministros de Defensa, en el cuartel de Campo de Mayo, porque le amenazaron de muerte agentes de los servicios de inteligencia desplazados por sus reformas administrativas. Nunca habló en público de esto ni se quejó. Mantiene una relación cordial con la prensa, pero si le dan a elegir, se calla...

Su padre fue dirigente destacado de la Unión Cívica Radical y por este motivo heredó los nombres, 'Ricardo' por Ricardo Balbín e 'Hipólito' por Hipólito Irigoyen, dos líderes históricos de este partido en el que empezó a militar cuando era universitario. Hizo el posgrado y se convirtió en un Chicago boy. Era candidato a ser el primer ministro de Economía del Gobierno de la Alianza, pero en la campaña electoral dijo, como siempre, lo que pensaba: 'Hay que rebajar un 10% los salarios de los empleados públicos', y le desplazaron a Defensa. Después fue Machinea el que aumentó impuestos y rebajó salarios. Ahora, el bulldog ladra por su cuenta. ¿Muerde?, consultan los periodistas a quienes le conocen. ¿Está vacunado contra la rabia?, preguntan los ciudadanos.

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