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Un montaje lleva a la escena la sociedad española de los años setenta

Un puñado de jóvenes de un barrio industrial cualquiera -pudiera pertenecer a Madrid, Barcelona, Bilbao u otra ciudad semejante- relatará, del 1 al 4 de marzo, en la sala madrileña Cuarta Pared, cómo era la vida en los años setenta, cómo encajaban el despertar profesional y las primeras decepciones en una España gris, reacia todavía a evolucionar.

Seis chavales protagonizan el montaje Imagina, la segunda parte de lo que aspira a ser la Trilogía de la Juventud de la Cuarta Pared, que se abrió con Las manos y, además de obtener un éxito apabullante de público, ganó el Premio Max de teatro. Entonces, el montaje dio la palabra a los jóvenes rurales, víctimas de una posguerra sombría, de silencio y rutina. Ahora coge el testigo una gente que habla de paz, justicia y de libertad, sin miedo al ridículo, que cree poder cambiar el mundo. De hecho, le contarán sus sueños directamente a los espectadores, como ya hicieran en Las manos, pues ésa fue una de las peculiaridades, que los actores hablaban al público.

El escenario se asemejará a una fábrica, es decir, un ambiente bastante alejado de los grandes cambios que empezaban a gestarse entre 1970 y 1974, o sea, la entrada de la música extranjera, el descubrimiento de las drogas, la liberación de la mujer y el cosmopolitismo.

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