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51º FESTIVAL DE BERLÍN

Las películas de Soderbergh, Hellström y Chéreau son consideradas las favoritas

Cierran el concurso un excelente filme chino y un raro y vigoroso 'western' romántico

En el panel de puntuaciones confeccionado por los críticos alemanes, Traffic se lleva la máxima puntuación, seguida de Intimidad, pero allí dan un revolcón a Chocolate, a la que suspenden de plano y sitúan incluso bajo mínimos, mala calificación que es compensada por el buen ambiente que se dedujo para esta película el día de su presentación aquí y que se mantiene durante una semana. No es Chocolate una obra importante, pero tiene cosas estupendas, sobre todo los trabajos de Juliette Binoche y Judi Dench, que redimen a este divertido filme de los aires de ridiculez que adquiere cuando aparece, con pinta agitanada, Jonhny Depp.

La tercera película que destaca en el citado panel crítico es la danesa Italiano para principiantes, una viva comedia dirigida por una mujer debutante, Lone Scherfig, que merece un galardón, aunque por sus balbuceos no parece la más indicada para obtener el máximo, el soñado Oso de Oro. Con la cuarta película destacada por el panel de la crítica alemana ocurre otro tanto. Es la argentina La ciénaga, una admirable obra primeriza de otra mujer, Lucrecia Martel, que merece estar en la cumbre final del festival, pero que sobre el papel, y dejando a salvo la remota posibilidad de un sobresalto de audacia, es presumible que los jurados no se arriesguen a encumbrarla demasiado por miedo a pillarse los dedos.

A juicio de este cronista, se percibe aquí una mayoría ambiental a favor de Traffic, que es una buena película, que arranca de forma dura y valiente, pero que está irreparablemente dañada, e incluso degradada, por una zona de desenlace y un final inexplicablemente blando y cobarde. Mucho más seria y consecuente es Intimidad, que, con mucho, es la mejor película proyectada aquí estos días, pero a la que sería sorprendente ver convertida en máxima ganadora de esta noche. Hay mucho riesgo moral y artístico dentro de esta magnífica obra dirigida por Patrice Chéreau y últimamente las decisiones de los jurados de los grandes festivales suelen ser casi por sistema de tendencia conservadora.

Algo similar puede ocurrirle a otra película rompedora y libérrima, completamente ajena a las caricias y a los paños calientes, hoy tan en boga. Se trata de Bamboozled, un irrefutable e inteligentísimo filme político, en el que Spike Lee vuelve a sus orígenes como cineasta y desvela la permanencia e incluso la agudización subterránea del racismo en su país, lo que puede levantar ronchas, malas pulgas y otros malestares en los Estados Unidos del nuevo Bush. Y no sería raro que también fuera arrinconada otra magistral película negra, la franco-senegalesa Pequeño Senegal, que con apasionante sencillez saca a relucir en carne viva todo el espanto de la esclavitud, una enorme cloaca histórica que todavía desagua su hedor por los ojos libres de una asombrosa anciana de Harlem, emocionante, sólido y vigoroso personaje, que vertebra a esta pequeña obra maestra del cine pobre.

Y no deben quedarse en el tintero, pues son evidentes de puro audibles, las aclamaciones arrancadas al público por la película española You're the one, dirigida por José Luis Garci, y por la norteamericana Finding Forrester, dirigida por Gus van Sant. Y parece posible que ya se haya abierto un hueco para dar acogida a la interpretación de Sean Connery en la segunda. Es una carambola hecha, un personaje a la medida exacta de la gran estrella escocesa, pero ahí está, y funciona a todo gas.

Como funcionaron las dos últimas proyecciones del concurso. Una fue The Claim, un hermoso, singularísimo y emotivo dramón romántico dirigido con extraordinario buen gusto y evidente talento por el británico Michael Winterbottom, que entra en la tradición del western heterodoxo y que tiene dos intensas, magníficas interpretaciones, la del escocés Peter Mullan y la de la alemana Nastassja Kinski.

El otro filme fue el chino Bicicleta Pekin, dirigido por Wang Xiaoshuai, que es una durísima indagación dentro de la vida actual en China de los turbulentos procesos de mutación moral y mental que experimentan los muchachos de la calle ante la presión que en ellos genera el nuevo capitalismo.

El director Wang Xiaoshuai, ayer, en la presentación de su película.
El director Wang Xiaoshuai, ayer, en la presentación de su película.
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