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RECURSOS HÍDRICOS | PREOCUPACIÓN ECOLOGISTA POR EL DELTA DEL EBRO

Los expertos coinciden en que el PHN ignora el uso que se hace de las aguas subterráneas

El uso real que ahora se hace de las aguas subterráneas en los acuíferos de las cuencas mediterráneas es la gran incógnita que todavía no ha despejado el Plan Hidrológico Nacional (PHN). Así quedó ayer de manifiesto en una mesa redonda celebrada en la Subdelegación del Gobierno en Valencia, organizada por la Asociación Internacional de Hidrogeólogos, en la que hubo coincidencias entre expertos universitarios, agricultores, ecologistas y hasta algún representante del Ministerio del Medio Ambiente. Un tema importante en el Júcar, donde el 50% de los recursos se extrae del subsuelo.

El primero en resaltar que el PHN no incluía datos reales sobre el uso actual que ahora se hace de las aguas subterráneas fue Andrés Sahuquillo, catedrático de Ingeniería Hidráulica de la Universidad Politécnica de Valencia que se opuso al plan en la votación del Consejo Nacional del Agua que le dio vía libre. Sahuquillo esgrimió cifras para asegurar que los cálculos utilizados en el PHN no son correctos porque se empleó un modelo que 'no es adecuado'.

De tal forma, que aunque el Libro Blanco del Agua y el Plan Hidrológico del Júcar establecen que esta cuenca no es deficitaria (el único sistema parcial que sí lo es es la del Vinalopó-Alacantí), obviando recursos que ahora se extraen a los acuíferos y sobredimensionando las aguas superficiales, el modelo del PHN 'da necesariamente un déficit'. El experto de la Politécnica también echó en falta previsiones más rigurosas sobre el agua que se puede ahorrar con la modernización de los regadíos y los recursos aprovechables a partir de las aguas residuales reutilizadas. Evaluando bien los recursos de estos apartados, el análisis de la cuenca del Júcar, aseguró, no da un déficit.

Con estos datos cuestionó la eficacia del trasvase del Ebro, que prevé trasvasar 350 hectómetros al Júcar: 'Tendrán que justificarse muy bien económica y socialmente, al margen de hidrológica y ambientalmente, las obras del PHN', aseguró. Y hasta afirmó que el plan del Ministerio del Medio Ambiente 'contradice la directiva marco del agua'.

Francisco Martínez Mas, comisario adjunto de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Júcar, habló de las bondades del plan y de los problemas que solucionaría. Y apuntó que en el futuro habrá que implantar una Red oficial de control de las aguas subterráneas para conocer en todo momento (obligando incluso a poner contadores a los usuarios) los recursos disponibles, su cantidad y el ritmo de su explotación. Y, cómo no, reconocío que ahora 'no se dispone de información administrativa completa de los volúmenes extraídos'.

José Fuster, consultor privado en materia de Aguas Subterráneas, comenzó asegurando que 'el plan hidrológico no es, evidentemente, el mejor, y posiblemente no es ni bueno', pero dijo que podría ser peor y que se conformaba con que se cumpliese. A pesar de eso también criticó que el plan ignorase importantes recursos subterráneos. Así, aseguró que hay tres acuíferos con grandes excedentes, el del Maestrat, que arroja 250 hectómetros cúbicos anuales al mar de los que se podrían aprovechar 200, el de Pego, con un superávit de 74 (50 aprovechables) y el de las planas de l'Horta, con 230 (130 recuperables). En total, 380 hectómetros que, a su juicio se podrían aprovechar con un buen uso de la tecnología y a precios competitivos respecto al trasvase. El problema es que varios de esos acuíferos están debajo de sitios en los que los agricultores ya disponen de aguas superficiales: 'Si no es la administración, los regantes no los usarán'.

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Víctor Navarro, que participó en la mesa redonda El Plan Hidrológico Nacional, aspectos relativos a las aguas subterráneas en el levante español en representación de Acció Ecologista-Agró, también se unió a las críticas sobre el poco rigor del plan en materia de acuíferos. Y denunció que el plan aborda el uso de los recursos desde el punto de vista de un 'crecimiento sostenido' y no desde criterios de 'verdadero desarrollo sostenible', entendido éste como 'ceñir el uso del recurso agua a su tasa de renovación'. Así, Navarro aseguró que el trasvase sólo servirá para 'el desarrollo inmobiliario del litoral y para aumentar los regadíos' ('habría que plantearse el futuro de la industria agroalimentaria', recordó). Y mostró su preocupación por los efectos que tendrá la detracción de 1.050 hectómetros anuales a uno de los enclaves naturales más valiosos, el Delta del Ebro.

El portavoz de Agró también aseguró que el plan incumple la directiva europea de aguas por no hacer un estudio de impacto ambiental previo y criticó que no incluyera un estudio económico-funcional serio: 'La metodología está llena de trampas para llegar a una conclusión predeterminada: 50 pesetas por metro cúbico, que es el límite de la curva de demanda'. En este punto coincidió con Sahuquillo, que dijo que no sería difícil que el coste fuera el doble.

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