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Entrevista:

'No contaba con ser tratado como un animal''

El magrebí tiroteado en Tolox por tres cazadores dice que pasó más miedo cuando viajó oculto en un camión

'Cuando decidí emprender el viaje esperaba la muerte como cualquier otra circunstancia. La muerte no significa mucho, pero no contaba con que al llegar a España pudieran tratarme como a un animal'. Mohamed habla sin resentimiento, como si lo que le ha ocurrido fuera algo marcado por el destino en la trayectoria de su joven vida. Mohamed no se llama así, pero su condición de testigo protegido de la Guardia Civil le obliga a ocultar su verdadero nombre. ^MEl 18 de noviembre, cuando cruzaba la Sierra de las Nieves tratando de llegar a Málaga, unos cazadores lo encontraron en un coto y lo tirotearon por la espalda, presumiblemente a posta, como si de una macabra cacería humana se tratase. La Guardia Civil ha detenido a uno de sus presuntos agresores, un albañil de 27 años natural de Tolox. Mientras se consuman las detenciones de los otros dos agresores -la víctima declaró que eran tres-, deberá seguir oculto.^MLa entrevista se celebra en la sede de Localia, la televisión local de Málaga que destapó el caso, porque el paradero de Mohamed también es reservado. De origen argelino, no habla español ni francés. Sólo árabe. Un amigo joven y argelino como él le hace las veces de traductor. Su amigo lleva tres años en España, y aún no ha conseguido sus papeles. Esa palabra sí la sabe decir Mohamed en español. Perfectamente: 'Papeles'.^MDe un primer vistazo no podría decirse que hace dos meses se estuvo debatiendo entre la vida y la muerte. Tiene la vitalidad propia de sus años -20, indica, aunque aparenta incluso menos-. Viste como lo haría cualquier adolescente español: pantalón ancho de color caqui con muchos bolsillos, camisa con los faldones por fuera y cazadora verde militar.^MNo es muy alto, pero tiene una cara tan bella, una sonrisa tan limpia y unos ojos verdes tan luminosos, que no se puede evitar pensar que, si en lugar de unos cazadores sin escrúpulos, lo hubiera encontrado un fotógrafo de moda, lo podría haber llevado a algún cartel publicitario.^MSin embargo, sus aspiraciones no van por ahí. 'Lo que quiero es recuperarme lo antes posible y marcharme a Almería, a trabajar en los invernaderos', dice a través de su amigo, que añade de su propia cosecha: 'Aquí en Málaga, sólo hay trabajo de camarero en la Feria'. ^MDe lo ocurrido en la sierra de Tolox no le gusta hablar. De mala gana se descubre la espalda y muestra las atroces huellas que dejaron en ella los perdigones y las intervenciones quirúrgicas a las que ha sido sometido para extraérselos. Para él, estas cicatrices son un hito más de su viaje.^MDice que nació en Argelia. Que su padre era argelino y murió, y como su madre era marroquí, terminaron por trasladarse a Marruecos. 'Allí no hacía nada. Ni estudiar, ni trabajar. Nada'. Por eso, cuenta, un buen día decidió ocultarse en los bajos de un camión en Túnez, y aguantar asido a una pieza del vehículo, sin comer ni beber, dos días hasta llegar a España. ^MLlegó a la península a finales de octubre, y deambuló durante 20 días por las sierras que comparten Cádiz y Málaga viviendo de la caridad de la gente del campo y ocultándose de la policía. 'El día que ocurrió todo había caminado unos 50 kilómetros. Me crucé con tres personas. Les sonreí. No hablamos, pero sí escuché que comentaban algo entre ellos y se reían. De pronto sentí un golpe en la espalda. Supe que estaba herido, y sentí otros dos golpes en el muslo y en el tobillo. Perdí el conocimiento y cuando abrí los ojos, estaba en el hospital'.^M

Quiero recuperarme cuando antes y marcharme a Almería a trabajar en el campo'

Retrato robot

Cuenta que al despertar en el hospital recordaba con bastante exactitud la escena del monte. Tanto, que el retrato robot que confeccionó para la Guardia Civil ha servido para identificar a uno de sus presuntos agresores. Pero repite que ese recuerdo no le produce ningún sentimiento especial. 'En el camión pasé mucho miedo. Incluso estuve a punto de caerme. Pero en el monte no llegué a ser consciente de nada, y ahora tampoco siento nada. Esto estaba escrito y lo asumo de esta forma'.^MA su madre no le ha contado nada. 'Cuando me recuperé un poco, hablé con ella para decirle que había llegado bien, sin problemas'. Mohamed es el único varón de la familia. Tiene una hermana pequeña, que sigue viviendo en Argelia. En España no tiene familia ni ningún compatriota ya instalado a quien recurrir; sólo los amigos que ha hecho desde que llegó, casi adolescentes como él, y curtidos también en odiseas escalofriantes. ^MSu traductor dice que también él pasó dos días en los bajos de un camión. '¿Que cómo se aguanta? Se aguanta', replican. El amigo indica que ambos esperan con impaciencia el momento en que el herido se haya repuesto. 'Si nos hacen un contrato de trabajo en Almería, será más fácil legalizarnos'. Añade que a Mohamed a lo mejor le cuesta más dejar Málaga que a él. 'Es que tiene novia. Una novia malagueña'. El otro se sonroja. ^MLa entrevista se acaba. Los dos amigos se pierden por el centro de Málaga, como dos jóvenes cualesquiera. Ilusionados por poner un hermoso final a una aventura que ambos aseguran que volverían a repetir.

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