Carta a Toscano
Quiero enviar estas líneas a Francisco Toscano, alcalde de Dos Hermanas, con la intención de hacerle reflexionar sobre las consecuencias que tendrá la aprobación del PGOU.
Esa aprobación va a significar la configuración definitiva de Dos Hermanas no sólo para los próximos 15 años, sino para todo el siglo. El territorio del municipio, que no permite el crecimiento hacia el sur -al menos sin grandes dificultades- y debido a la presión que ejerce el municipio de Sevilla en el norte, aconseja razonablemente que el futuro de Dos Hermanas pase por unir el núcleo principal con el de Quintos.
Sobre todo, porque tanto su grupo, el PSOE, como el PP, no apoyaron en su tiempo y no lo van a hacer en el futuro, la creación de la entidad local autónoma de Montequinto. La redacción del nuevo PGOU tiene algunos errores o deficiencias importantes, como son:
- No soterrar las vías del tren, desde Cantaelgallo hasta la Venta La Palma.
- Crear en Fuente del Rey una zona de unión física de Sevilla y Dos Hermanas con la construcción de 400 viviendas, que sólo responde a resolver problemas de Tesorería de la Diputación de Sevilla.
- No reflejar y apoyar decididamente la conexión de Montequinto con Sevilla, vía metro o tren de cercanías.
- Minusvalorar el papel de los carriles-bici y la potenciación de las vías pecuarias como espacios públicos de ocio y de identificación del territorio.
- Alargar la zona residencial suroeste por la carretera de la Isla.
Pero siendo importantes estos errores, no son tan importantes como el permitir la construcción de la SE-40 entre los núcleos de Quintos y Dos Hermanas.
La teoría del crecimiento entre núcleos era, precisamente, unir los núcleos de Montequinto (25.000 habitantes) con Dos Hermanas (72.000 habitantes), haciendo una ciudad homogénea y planificada, que contara con los servicios básicos, culturales y de transporte sin discriminación y que creara sentimientos de nazarenos/as en los habitantes de Montequinto. Este crecimiento planificado acabaría con el crecimiento salvaje en las urbanizaciones ilegales del sector. Esta teoría se viene abajo con la construcción de la SE-40, precisamente por los terrenos que se presumen unir.
Se pretende construir una carretera de 50 metros de ancha, con tres carriles en cada sentido, con mediana, arcenes, etcétera, con un volumen de tráfico intensísimo y ésta va a crear una separación territorial se quiera o no. Para el imaginario popular existirán definitivamente dos zonas, una a cada lado de la SE-40, una será Montequinto y la otra Dos Hermanas. Pero los servicios públicos de ámbito global -teatro, piscina cubierta, estación, etcétera-, estarán para los quinteños y quinteñas en el otro lado.
Además, los centenares de hectáreas de zona verde que se han programado para esta zona entre núcleos, se han diseñado como lenguas de terreno adosadas al recorrido de la SE-40, ejerciendo más de pantallas que eviten la contaminación acústica y visual del tráfico que como parques forestales (en algunos puntos la anchura de los citados parques no sobrepasa los 200 metros).
Modestamente, señor Toscano, la solución pasa -ya que irremediablemente se va a construir- por desviar la SE-40, desde el cruce que ésta efectúa con la carretera de Utrera, formando un arco hacia el sur, hasta la intersección con la variante de la autovía de Cádiz, a la altura de la hacienda Ibarburu.-
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